domingo, 20 de diciembre de 2015

Navidad

Pues sí, ya ha llegado esa época tan especial del año, la Navidad. Confieso que son momentos que me gustan porque es un tiempo lleno de emoción. Durante los próximos días hay momentos de ilusión, de alegría, de compartir momentos con las personas de mi entorno, de disfrutar,… pero me gusta también que todo esto se junta con emociones de melancolía y nostalgia lo cual quizás es menos positivo pero ayuda a valorar lo que tienes frente a lo que no tienes o has perdido.

Para mí estas fechas suelen ser momentos de tradición. Está la tradicional comida de empresa, esa en la que los compañeros con los que vives muchas horas a lo largo del año donde te encuentras con momentos de aprendizaje, tensión, frustración, satisfacción por el trabajo realizado,… Y en estos días te reúnes de forma más distendida para dejar eso atrás por un momento y disfrutar de un rato más divertido.

Por otro lado según se van acercando estos días a veces me siento en una especie de maratón para poder ver a toda la gente y compartir un ratillo con antiguos compañeros de trabajo, con los amigos de siempre, con los compañeros de la Universidad y todas esas personas que vas manteniendo en tu vida, los cuales siempre es un placer sacar como excusa que es Navidad y ponernos al día de nuestras vidas.

Como os decía para mí estas fechas son bastantes tradicionales. Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año nuevo los paso en familia sacando un ratillo para una copa con los amigos de siempre, los que llevo conmigo desde que recuerdo. Todo esto normalmente con muchos momentos de estar sentados alrededor de una mesa comiendo cosas ricas y, a pesar de no hacerlo mucho últimamente, aprovecho para cocinar alguna cosilla diferente con la idea de sorprender a aquellos con los que me siento a comer. Me parece un verdadero placer cocinar algo especial para las personas que quiero.

El día de Reyes es bastante especial, sigo creyendo que esa noche es mágica de alguna manera. En mi casa, cuando éramos pequeños, mis hermanos y yo teníamos la suerte que nos traían regalos tanto Papá Noel como los Reyes Magos pero estos últimos siempre eran los que tenían mayor protagonismo. Esa ilusión que tenía de niña sigue viva durante esa noche. Cuando mis hermanos y yo éramos más mayores pero vivíamos aún con mis padres manteníamos el misterio, esperábamos a que mis padres se durmieran después de ayudar a los reyes a dejar algún paquetito en el salón y éramos nosotros quienes después ayudábamos a los Reyes esa noche para que cuando despertáramos al día siguiente, mis padres se encontraran con la sorpresa de los regalos junto a sus zapatos. Actualmente ese día 6 de enero vamos todos a pasar el día juntos y sigue siendo especial desde el tiempo previo de buscar el regalo perfecto para ellos hasta el momento de abrir cada paquete. A esto se le une la presencia de mis sobrinos y la magia que respiramos todos con ellos. Aquí tengo que decir que ya está siendo tradicional ese momento en el que los pequeños abren un regalo que consiste en un juguete de esos que hay que montar y que nadie piensa cuando hacen estos juguetes que los niños no los montan, lo hacemos los adultos. Y de repente me veo con un montón de bolsitas llenas de piezas, un panfleto de instrucciones y pienso “no debe ser tan difícil”… te pones con ello y sin que haya pasado medio minuto ya los tienes “cuánto te falta tía”. Entonces ves en sus ojos una mezcla de ilusión por verlo hecho y decepción porque se les hace eterno el tiempo que tardas en hacerlo… eso es presión!!

Es cierto que me parecen días bonitos, de compartir, de disfrutar mucho y de avivar la ilusión. Pero también hay momentos de melancolía, nostalgia e incluso en algún caso tristeza. Siempre hay personas que ya no están en tu vida y que en estas fechas echas en falta de un modo más amargo del habitual. Por eso entra la nostalgia, el recuerdo y se mezcla con esas otras emociones buenas que estás viviendo. No me parece negativo, al fin y al cabo lo mejor de la vida es sentir emociones, canalizarlas y aprovecharlas para valorar lo que sí tienes y de lo que sí disfrutas para hacerlo de un modo más consciente.

Con todo esto también os digo que en toda esta vorágine de fiestas también busco momentos de soledad para oxigenarme un poco porque, a pesar de ser unas fechas que disfruto, todo en exceso satura y busco un poco de equilibrio. Tengo pensado que, en algún momento, me gustaría disfrutar de unas navidades diferentes en un lugar lejano pero este año voy a continuar la tradición.


Que paséis una Navidad muy feliz!

domingo, 13 de diciembre de 2015

Refugio

Existe un lugar a pocos kilómetros de Madrid, en la provincia de Toledo, donde se encuentra concentrado mi origen más profundo, mis raíces. De ese lugar viene toda mi familia, mis padres, abuelos (maternos y paternos), bisabuelos,…

El sábado por la mañana salí de mi casa y cogí el coche para dirigirme a ese lugar tan especial, mi refugio. Se trata de un pueblo en el cual pasé muchos días de verano en mi infancia y donde acudía con mis padres y mis hermanos los fines de semana para ver a mis abuelos. En el momento que mis abuelos murieron mis padres tuvieron una gran idea, cogieron un terreno que pertenecía a la familia desde ni se sabe y construyeron una casa. Eso nos ha servido para no perder esas raíces y allí acudimos para reunirnos en familia o con amigos y poner cierta distancia a nuestro día a día.

En ese lugar sé que cada vez que voy va a ser una oportunidad de disfrutar y saborear momentos sencillos pero que generan en mí un alto bienestar. Uno de esos momentos es cuando, mientras preparamos la comida, ocupamos la cocina improvisando un aperitivo hasta que nos sentamos todos a la mesa a comer siempre cosas muy ricas mientras charlamos, reímos, discutimos...
Ha sido realmente especial despertar hoy prepararme un café, bajar las escaleras y encontrarme la chimenea con un fuego acogedor que había encendido mi padre, el cual es muy madrugador,  y he tenido la oportunidad de, frente a ese fuego, saborear el momento sin más.

Aunque ha amanecido nublado, a lo largo de la mañana ha salido el sol y esto ha hecho que salga a pasear por las calles de ese pueblo, calles tranquilas, llenas de paz. Por esas calles, cuando te cruzas con alguien (a quien normalmente yo no reconozco) te saludas, como si te cruzaras en el ascensor con cualquier vecino del edificio en el que vives. Recuerdo que cuando estaba en casa de mis abuelos, a veces mi abuela me mandaba a “hacer un recado”, si me encontraba con alguien por la calle o en la tienda me preguntaba, “¿y tú de quién eres?” A esta pregunta sabía que tenía que responder quienes eran mis padres y enseguida la persona me asociaba con alguno de los motes de mi familia… sí, allí eres reconocido más por el mote que quizás arrastras de tus antepasados antes que por tu nombre o apellido.

Así de sencillas son mis raíces que han dejado en mí una impronta a la que no quiero renunciar. Porque estos orígenes me aportan seguridad sobre quien soy, de donde vengo… y me ayudan a tener fortaleza para seguir hacia delante allá donde me dirija. De este modo mi pasado está integrado en mi presente y espero mantenerlo en el futuro. Porque mi vida cambia, algunas de las personas con las que comparto esa vida van y vienen pero mi origen, mi pasado, siempre está conmigo y hay un círculo de personas que se mantiene constante ligado a ese pasado.

De modo que he vuelto a casa con las energías renovadas, con una buena dosis de optimismo y con mucho bienestar. Porque vuelvo a mi día a día con ilusión, con ganas de seguir construyéndome y sabiendo que cualquier día vuelvo a ese refugio a arroparme del calor que me abraza de forma incondicional.


Que paséis una feliz semana!

martes, 8 de diciembre de 2015

Cuando piensas que has perdido el tren

El domingo pasado leí este artículo en El País Semanal. Podéis leerlo aquí.
En algún momento de nuestra vida quien más y quien menos hemos tenido la sensación de haber perdido un tren determinado, que ha pasado una oportunidad que pensamos no volverá. En línea con esto, en ocasiones tenemos un sentimiento de necesidad vital de cambio pero nos frena la sensación de que en este momento de nuestras vidas no es posible abordar dicho cambio por diferentes razones: porque creemos que ya no estamos en edad, porque ese tipo de riesgo lo deberíamos haber abordado antes, por miedo a fracasar y no encontrar posibilidad de retomar un nuevo camino,… En este artículo a este proceso mental lo denominan “el síndrome de perder el tren”.
Me ha resultado especialmente interesante la idea preconcebida que tenemos del tiempo dibujándolo como un proceso lineal a través del cual debemos ir superando etapas que se van quedando atrás. Pero ¿y si en lugar de verlo de forma lineal lo concebimos como un proceso circular? Si lo vemos de este modo no hay por qué pensar que ya se nos ha pasado el momento de emprender ciertos caminos de modo que las posibilidades de cambio se amplían.
El paralelismo entre un proceso de cambio con la transformación de oruga en mariposa es especialmente práctico. En un primer momento debemos tomar la decisión de abordar de forma consciente un cambio donde lo complejo del asunto es saber hacia dónde queremos ir ya que a veces, sentimos que necesitamos un cambio pero no tenemos tan claro qué es lo que queremos conseguir. Pero iniciamos el camino, con miedo, incertidumbre y dudas de si realmente esto es lo que nos encamina a ser más felices. Es entonces cuando empezamos a vivir nuevas experiencias, sensaciones y pensamientos que nos animan a continuar el camino y por qué no, disfrutar del mismo a la expectativa de lo que está por venir.
Así que, en sentido amplio, lo positivo de esto es que no debemos refugiarnos en el sentimiento de haber perdido el tren como escudo para no intentar alcanzar un sueño, una nueva experiencia, un cambio personal o profesional. Y todo esto tomando conciencia que el cambio supone dejar una situación a veces cómoda donde tendremos que tomar decisiones, renunciar a ciertas cosas y abrirnos a nuevas posibilidades de encontrarnos bien, con optimismo, energía y con la posibilidad de experimentar momentos especialmente buenos.

Que paséis una feliz semana!

domingo, 29 de noviembre de 2015

Gracias

El jueves pasado fue el Día de acción de gracias que se celebra cada año en Estados Unidos y que hemos visto en multitud de películas americanas. No quiero entrar en el origen de esta tradición que forma parte de una de las partes más cruentas de la historia de Norteamérica pero sí voy a utilizarlo como pie para el tema de esta semana, la gratitud.

Para empezar os dejo algunas cuestiones: 
  • ¿Te has cuestionado alguna vez el bienestar que te produce ser agradecido?
  • ¿Cómo y en qué momentos das las gracias?
  • ¿Qué sientes cuando agradeces algo a alguien de forma sincera y consciente?
  • ¿Alguna vez has dejado de agradecer algo por dejadez, timidez o simplemente porque crees que la otra persona ya lo sabe? 
Hay personas que no tienen ningún problema dar las gracias, en cambio se incomodan cuando reciben el reconocimiento de los demás ya sea por modestia, pudor, humildad o porque no creen en su propio valor y no saben cómo aceptar el agradecimiento de los demás hacia ellas. Por el contrario, hay otras personas que les cuesta especialmente agradecer algo que se ha hecho por ellas.

A veces nos comportamos como si tuviéramos el convencimiento de que nos merecemos y tenemos derecho a todo, tanto en lo personal como en lo profesional, lo que implica que no tenemos nada que agradecer. Es como si todo lo que los demás hacen por nosotros fuera su obligación, lo damos por supuesto y por tanto no pensamos en agradecerlo, ni en nadie a quien agradecérselo. Somos indiferentes al esfuerzo, a los detalles o la generosidad de los demás.

El hecho de dar las gracias de forma sincera y consciente es una fuente de bienestar, nos aporta serenidad por lo que te invito a que prestes atención e intentes agradecer aquello que los demás hacen para que tu vida sea más fácil, agradable, tranquila, sencilla…

A veces, somos conscientes de lo que una persona ha hecho por nosotros pero no está para darle las gracias, aunque nunca es tarde. Puedes hacer el ejercicio de agradecerlo e incluso dejar ese agradecimiento por escrito lo cual, en la mayoría de los casos, aporta un alto sentimiento de paz. Puedes pensar en alguien preguntándote cosas como: 
  • ¿Quién fue la persona que creyó en ti y te animó?
  • ¿Quién te mostró el camino para lograr tus sueños?
  • ¿Quién te ayudó a no dejar de perseguir un objetivo?
No todas las acciones de gratitud son igual de valiosas o de trascendentes para nosotros. A veces damos las gracias de forma automática pero otras son un sentimiento profundo y consciente. No sólo mostramos agradecimiento mediante palabras, también agradecemos mediante una mirada, un gesto, un detalle concreto… depende de lo que agradecemos y quien reciba dicho agradecimiento.

En mi caso soy consciente de que tengo mucho que agradecer este año y espero poder hacerlo de un modo u otro porque además, sé que hay personas que no son conscientes de lo importantes que han sido para mí en ciertos momentos.

Que paséis una feliz semana!

domingo, 22 de noviembre de 2015

Infancia

El pasado viernes 20 de noviembre fue el día del niño. Tanto los niños como los ancianos me despiertan sentimientos de gran ternura, los primeros por su transparencia y espontaneidad y los segundos por la sabiduría que albergan tras cada palabra que pronuncian. Pero el motivo de lo que escribo hoy son los niños.

La Convención sobre los Derechos del Niño, establece una serie de derechos de los niños, incluidos los relativos a la vida, a la salud, a la educación y a jugar, así como el derecho a la vida familiar, a estar protegidos de la violencia, a no ser discriminados y a que se escuchen sus opiniones.

Los niños necesitan desarrollar durante su infancia determinadas cualidades como el optimismo, su disposición al juego, la confianza en sí mismos, la fuerza de voluntad, la solidaridad y la creatividad entre otras. Si tienen la oportunidad de desarrollar estas cualidades aumentará la probabilidad de que se conviertan en adultos felices.

Actualmente mi relación más cercana con niños es la que tengo con mis dos sobrinos Inés de tres años y Javier de 5. Concretamente este fin de semana he tenido la oportunidad de dedicarles mucho tiempo y ha sido todo un regalo. Aun siendo tan pequeños me enseñan muchas cosas, me hacen reír, me ayudan a relativizar mi realidad y me invitan a jugar. El juego es una herramienta vital para el desarrollo de los niños que a veces los adultos olvidamos la importancia que tiene. A través del juego creamos nuevas posibles realidades, soñamos, fortalecemos nuestros valores y todo ello en un marco de improvisación y espontaneidad. Esa espontaneidad que como adultos reprimimos en nuestro día a día. Como no paso tanto tiempo con ellos percibo que les doy un cariño que me devuelven tres veces mayor y me impresionan los momentos en los que les descubro algo y me miran como si fuera lo más maravilloso que les ha pasado nunca, eso no tiene precio.

Ellos están teniendo una infancia muy feliz y espero que cuando lleguen a adultos lo valoren y no olviden la importancia de todo lo que están viviendo. En ningún lugar del mundo los niños deberían dejar de ser niños y todos tienen el derecho a vivir una infancia plena que les prepare para su edad adulta. Para ello los adultos tenemos la obligación de defender dicho derecho, cada uno como pueda hacerlo.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 15 de noviembre de 2015

Tolerancia

Desde la más antigua historia que conocemos, la humanidad ha vivido diferencias culturales, religiosas, políticas,… La virtud de la tolerancia es imprescindible para la convivencia en armonía, el respeto o la comprensión.

Se puede definir la tolerancia como la capacidad de aceptar a otras personas que no piensan de la misma manera o que tienen valores, creencias, ideas y opiniones diferentes a las de uno mismo. Para ello es importante escuchar y aceptar opiniones dispares y hacerlo con la máxima comprensión y empatía. Esta tolerancia nos hace aprender y apreciar el valor de las diferentes maneras de entender el mudo de manera que entendamos este como un lugar plural que está sometido a un continuo cambio.

La persona tolerante es aquella cuya cualidad le permite manejar la diversidad e incluso, encontrar en ella aspectos positivos y beneficiosos. Por supuesto que ser tolerante no quiere decir que cada uno no deba defender y argumentar sus puntos de vista y, es más, no se justifican acciones injustas o comportamientos violentos. Por esta razón, ¿la tolerancia tiene límites? Desde mi punto de vista el límite es cuando ciertas ideas atentan contra la libertad y dignidad de otros, es decir, la tolerancia debe ser bidireccional.

Los actos violentos en general se escapan a mi comprensión y creo que hay cosas fuera de mi campo de acción. Pero también opino que siempre hay algo que se puede hacer para mejorar nuestra convivencia aunque sean pequeños gestos. Tomar consciencia de la importancia de ser más tolerantes y respetar al otro es un pequeño acto que puede mejorar nuestra convivencia a gran escala.
Para intentar ser más tolerante podemos intentar tener en cuenta varias premisas:

  • Comunicación: escucharnos e intercambiar nuestros puntos de vista es una cualidad humana que no siempre utilizamos correctamente.
  • Empatía: esforzarnos por comprender las ideas y circunstancias del otro como si fueran propias.
  • Asumir las diferencias: en lugar de tomarlas como una barrera podemos intentar valorar la riqueza que nos aportan.
  • Encontrar puntos comunes: encontrar detalles comunes que nos den pie a establecer lazos de unión.
  • Deshacerse de los prejuicios: todos tenemos prejuicios, ideas preconcebidas contra las que podemos luchar con comprensión, respeto y aceptación.


No digo que sea fácil pero es positivo, al menos, hacer una pequeña reflexión de qué podemos hacer para mejorar nuestras relaciones y eliminar barreras que nos limitan hacia una convivencia en armonía.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 8 de noviembre de 2015

Vivir con entusiasmo

He leído hace poco que un filósofo norteamericano, Ralph Waldo Emerson escribió que “nada que valga realmente la pena se ha conseguido sin entusiasmo” y no puedo estar más de acuerdo, lo cual me da pie a escribir hoy.

La definición de entusiasmo viene a decir que es un estado de ánimo intenso y positivo que nos impulsa a hacer las cosas con energía y ganas. Una persona entusiasta para mí es aquella que confía en sí misma y en sus capacidades, que se apasiona con lo que hace y se esfuerza por conseguir aquello que se propone.

A veces sientes que tus circunstancias externas minan tu entusiasmo pero la realidad es que el entusiasmo nace de tu interior, obviamente un entorno positivo ayuda pero tu propio entusiasmo tiene la capacidad de moldear las situaciones a las que te enfrentas hacia un sentido positivo. Puedes caer en la tentación de pensar que serás feliz cuando tu situación cambie pero si lo piensas descubrirás que las situaciones cambian cuando tú las enfocas de un modo diferente sin caer en la queja y enfrentándolas con optimismo.

Si conoces a alguien que definirías como entusiasta seguro que deduces que es una persona activa, que logra extraer cosas buenas e interesantes de las situaciones con las que se encuentra y habitualmente te encuentras con que este tipo de personas suelen ser muy sonrientes, es su actitud.

Desde mi punto de vista además el entusiasmo suele ser contagioso y si tienes una persona así cerca aporta un cariz positivo y estimulante al entorno en el que se encuentra.

¿Qué podemos hacer para potenciar nuestro entusiasmo?

  • Siéntete bien contigo mismo: busca las características positivas que mejor te definen y utilízalas para potenciarlas de manera que creerás más en ti y en tus capacidades.
  • Sonríe: encuentra motivos para sonreír, a veces nos cegamos viendo únicamente lo negativo que nos rodea pero tarde o temprano hay una razón para sonreír.
  • Involúcrate: pon todo lo que puedas por tu parte para lograr tus objetivos.
  • No frenes tus impulsos: anímate a hacer cosas que normalmente no harías, frente a una propuesta interesante antes de decir no plantéate un ¿por qué no?

Para mí el entusiasmo es una herramienta personal perfecta para disfrutar de la vida.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 1 de noviembre de 2015

A mi manera

Este fin de semana, con motivo del Día de todos los Santos que es hoy he hecho mi visita tradicional al cementerio que guarda todas mis raíces, todas la personas que forman parte de mi pasado y ya no están en mi vida. Esta visita me ha hecho reflexionar sobre la muerte en general y cómo me gustaría que fuera la mía en particular.

Cuando tengo conversaciones sobre la muerte sobre todo con mi familia, hablamos especialmente de lo que echamos de menos a las personas que nos faltan y el tiempo que hace que vivimos sin ellos. Otro tema de conversación inevitable en esos momentos es qué queremos que hagan con nosotros una vez que nos llegue la muerte ¿entierro? ¿incineración? No digo que esto no sea importante, creo que es necesario respetar la última voluntad de la persona una vez fallecida pero hay algo que nunca he compartido y es ¿cómo quiero sentirme cuando tenga que enfrentarme al final de mi camino?

Leeréis esto y pensaréis ¿pero este blog no iba de cosas positivas? Espero que al final de lo que voy a escribir hoy podáis ver la parte positiva de todo esto. La muerte es algo natural con lo que convivimos desde que nacemos y a lo que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida de un modo u otro, de lo cual siempre podemos sacar un aprendizaje que nos genere bienestar, paz,... o cualquier otra emoción positiva.

Mi reflexión de esta semana por tanto va encaminada a poner de manifiesto cómo quiero sentirme cuando me enfrente a mi propia muerte. Como no podía ser de otro modo tengo una canción que inspira ese sentimiento y os dejo aquí: “My Way” de Frank Sinatra. https://www.youtube.com/watch?v=e7DWe6S2u6Y

La canción es preciosa y muy emotiva para mí pero hoy le doy un significado que me aplico a aquello que me gustaría sentir cuando llegue mi muerte.

Me gustaría sentir, en ese momento, que he tenido una vida plena lo cual no significa que haya sido una vida sólo feliz. Espero haber reído, llorado, amado, haberme caído y levantado, haberme frustrado, haber fracasado, haber tenido éxito, saber que he disfrutado de cada etapa de mi vida, haber soñado y cumplido algunos de esos sueños… Seguro que en ese momento siento cierto arrepentimiento de no haber hecho o dicho ciertas cosas pero lo importante para mí será saber que hice lo que tenía que hacer, responsabilizándome de mis errores, disfrutando de mis éxitos y todo acorde a mis valores, lo cual me dejará un sentimiento de estar en paz con mi conciencia y de cierto orgullo. Además, espero poder conservar el sentido del humor y no dejar de reír hasta el último momento.

Al fin y al cabo, me gustaría poder decir en ese momento que he vivido a mi manera.

Que paséis una feliz semana!


domingo, 25 de octubre de 2015

Volver a empezar


Retomo hoy mi costumbre dominguera, más tarde de lo previsto pero con ganas de seguir escribiendo cada semana para transmitir mi modo de ver las emociones, siempre tomando como base la Psicología positiva.

Mi reflexión de hoy es sobre esos cambios determinantes en la vida donde, aparentemente de un día para otro, haces un alto en tu camino para tomar uno totalmente diferente. Esos momentos en los que decides romper algo que has construido con ilusión, pasión y amor porque, llegado un momento aquello en lo que te ilusionaste, amaste y por lo que te apasionaste sabes que no te hace feliz. No es fácil, nada fácil; darte cuenta que todo ha cambiado, es diferente, incluso te sientes otra persona. Y lo más difícil de todo ello es quizás decidir ser consecuente con tu cabeza y tu corazón, romper todo lo construido y volver a empezar.
Valoras mucho tu pasado, cada momento en el que has sido especialmente feliz y valoras las personas que has tenido a tu lado y todo lo que te han aportado. Por ello es especialmente consecuente haber cambiado de rumbo ya que sabes que eso no va a volver. Analizas cada paso, cada error que entiendes has cometido para no ser capaz de mantener lo que tanto te ha aportado y esperas que el daño generado por tu decisión se mitigue con el paso del tiempo. Una vez tomada la decisión y andado los primeros pasos, atesoras ese pasado, te aferras a vivir el presente y miras al futuro con el propósito de tener una nueva oportunidad de ser feliz.
Este tipo de situaciones te hace descubrir personas que te regalan momentos únicos que te hacen sentir afortunada por tener la oportunidad de conocerles, compartir tu camino y descubrir que no estás sola.
Para mí la vida es superar aquello que me genera dolor sin dejar de sonreír, sentir, apasionarme e ilusionarme. Porque entiendo esta vida como un cúmulo de emociones que se quedan en mi alma y cuando miro hacia atrás siento que me encanta haber pasado por aquí mientras espero mi futuro con optimismo y ganas de seguir sintiéndome viva cada día. Así que abrazo cada momento como único y lo mantengo en mi recuerdo para continuar redescubriéndome y aprendiendo nuevas formas de vivir experiencias bonitas que me sigan alegrando el alma. Todo esto compartiendo esos momentos con las personas que son especialmente importantes en mi vida. Mi familia que tienen la habilidad de aportarme siempre seguridad, mis amigos que me arropan tendiendo su mano y esas personas que de repente me llenan de cariño de forma inesperada.
Que paséis una feliz semana!

 

domingo, 19 de julio de 2015

Descanso

El verano siempre viene de la mano de momentos más distendidos e informales, la ciudad se va vaciando poco a poco y quien más o quien menos hace planes para desaparecer de la rutina del resto del año para cambiarlo por momentos de relax.

En esta época del año reconozco que me quito horas de sueño para disfrutar de las noches de verano que me aportan paz, me invitan a alargar un ratillo más en una terraza con buena compañía y sentir cómo las altas temperaturas del día dan cierta tregua.

Cada cierto tiempo es necesario tomarse un descanso, respirar aires nuevos, despejar la mente para que pueda centrarse en lo importante y por qué no, desintoxicarse de ciertas cosas que nos impiden disfrutar al cien por cien de todo lo bueno que nos ofrece la vida. Es por esto que, aunque aún me queda un poco para tener vacaciones en el trabajo, empiezo a desligarme de algunas obligaciones. Es cierto que escribir el blog es una disciplina que me impongo yo misma cada semana pero creo conveniente darle unas vacaciones para renovar ideas que transmitir en este espacio e incluso dar un cambio del mismo de cara a septiembre.

Particularmente este año necesito poner mi cabeza en orden, decidir mi rumbo, coger aire, renovar energía y planificar cómo quiero conseguirlo con el objetivo claro de seguir siendo feliz.

Así que desde aquí os deseo que disfrutéis de cada momento, que lo saboreéis y que de algún u otro modo encontréis la forma de recargar energía para lo que cada uno quiera emprender y los objetivos que quiera conseguir.


Que paséis un feliz verano!

domingo, 12 de julio de 2015

Que la música te acompañe


Me considero totalmente ignorante en lo que a música se refiere. Nunca he tocado un instrumento musical, ni siquiera me ha llamado la atención especialmente. Y por supuesto carezco de lo que llaman “tener oído”. No sé diferenciar si un grupo es bueno o malo y de hecho no escucho un género musical únicamente, suelo escuchar lo que me va llegando.

Lo que sí se diferenciar es lo que me gusta y lo que no, simplemente me gusta aquello que me despierta emociones, remueve mi interior o me hace bailar. Escucho grupos de música desde mi adolescencia y sus canciones me han acompañado en las diferentes etapas de mi vida. Es más, hay canciones determinadas que al escucharlas me transportan a una época de mi vida o incluso a un momento especialmente concreto y esa música me provoca que el recuerdo sea más intenso. Aparte de estos grupos a los que soy fiel me voy encontrando nuevas formaciones musicales bien porque me las recomiendan o bien porque las descubro yo misma, que van incluyéndose a mis listas de favoritos. También me ocurre que cierto tipo de música que en un momento de mi vida lo escuchaba sin parar en otros momentos no me apetece y se quedan en el baúl de los recuerdos. Al escuchar música me puede ocurrir que un grupo me gusta de forma general o que simplemente escucho ciertas canciones sueltas y el resto de su repertorio llegan a ser siempre desconocidas para mí.

Para mí la música es un acompañante de mi estado emocional. Es más, cuando escucho la música que me gusta normalmente lo hago a solas y el tipo de música que escucho está a merced de mis emociones en ese momento concreto. Un momento bueno para escuchar música es al ir y volver del trabajo de manera que no escucho el mismo tipo de música al ir hacia el trabajo que al volver. Es más, si el día ha sido complicado ese momento de salir de la oficina y aislarme en un determinado tipo de música me ayuda a “desintoxicarme” incluso a recomponer ciertos pedazos que se han podido romper a lo largo del día.

En general reconozco que suelo tirar por canciones y grupos que me aportan emociones positivas, que me hagan sonreír, que me emocionen… Sobre todo me gusta esa música que escucho y define a la perfección lo que pienso o siento en un determinado momento, ya que hay canciones que describen mis sentimientos mejor incluso de lo que yo lo haría con mis propias palabras y por eso me acompañan de forma constante. En este sentido me parece especialmente curioso, que una canción pueda describir mis sentimientos por la interpretación totalmente subjetiva que yo hago de la misma ya que el compositor tenía sus propias emociones al escribirla, nada que ver con las mías.

En cualquier caso, a pesar de tener grupos que escucho en bucle una y otra vez me gusta descubrir nuevas canciones y grupos que sigan aportándome bienestar, buen rollo y me alegren el alma. Estos días atrás me han recomendado un grupo de hace muchos años que ni  siquiera había escuchado: Hoodoo Gurus (ya el nombre me hizo gracia de antemano), en concreto uno de sus temas “Good times”. Como os decía cada uno hace su propia interpretación de la canción y la hace suya para empatizar con sus emociones. Al escucharla me llenó de optimismo y me recordó que no solo en el pasado he tenido momentos buenos, que sigo disfrutando de momentos felices y me esperan muchos en el futuro.

Que paséis una feliz semana!

domingo, 5 de julio de 2015

Oasis de felicidad

El ritmo que llevamos día a día muchas veces nos impide saborear los buenos momentos que tiene la vida. A veces detalles insignificantes, a veces momentos clave en nuestra vida pero, al menos en mi caso, siento en algunos momentos que no me dedico el tiempo suficiente a parar, dedicar el tiempo suficiente a disfrutar, sentir únicamente las emociones del momento…

Este fin de semana me he permitido dejar Madrid, alejarme de un día a día a veces frenético, a veces frustrante y otras veces bonito pero las sensaciones negativas me nublan las cosas buenas que me rodean. Así que el viernes me liberé de mi atuendo formal del trabajo, me puse unos vaqueros desgastados, unas zapatillas y dejé de lado todo aquello que me preocupa cada día. Todo ello con una actitud sencilla, querer saborear todo lo que me vaya llegando.

Mientras el tren iniciaba su camino a mi lado una amiga, de esas a las que no les puedo dedicar el tiempo que me gustaría y con la que he disfrutado cada segundo que hemos pasado juntas. El tiempo que nos llevó el viaje lo aprovechamos para ponernos al día y reírnos de nosotras mismas, lo cual creo que es un ejercicio muy saludable.

El resumen del fin de semana ha sido disfrutar de una cerveza fresquita en una terraza refugiándonos de las altas temperaturas, escuchar música, reír, bailar, saltar, cantar y terminar cada día agotada pero con una gran sonrisa, auténtica felicidad.

Mi pequeño oasis de este fin de semana ha llegado a su fin pero lejos de ponerme triste tengo una sensación enorme de bienestar, de poder enfrentarme a los miedos y las frustraciones que me rodean pero sobre todo, de poder prestar atención a todo lo bueno de la vida que supera con creces lo negativo. Sé que tengo obstáculos que superar tomando decisiones importantes pero también soy consciente de necesitar cierta perspectiva para ser consecuente conmigo misma y con la vida que me gusta vivir.

Como veis el post de hoy es totalmente vivencial bajo el cual simplemente pretendo incidir en la importancia de buscarnos un pequeño oasis de vez en cuando, no es necesario recorrer kilómetros para encontrarlo, muchas veces lo tenemos mas cerca de lo que creemos. Cada uno tiene su pequeño oasis para disfrutar de aquello que más le haga feliz, no dejemos de buscarlo y dedicarle el tiempo que se merece dejándonos llevar. Sin dejar de atender nuestras obligaciones siempre podemos encontrar esos momentos para refugiarnos en lo que nos aporte, simplemente, pura felicidad.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 28 de junio de 2015

Emociones positivas y depresión

Esta semana he leído este artículo donde se relacionan las emociones positivas del pasado con la depresión:


Buscando información para ampliar lo comentado en el artículo he encontrado lo que opina Sonja Lyubomirsky al respecto. Sonja parte de la descripción de depresión como un síndrome que se caracteriza por el déficit de emociones positivas como falta de alegría, curiosidad, satisfacción y entusiasmo. En ocasiones una persona deprimida no es que prevea que van a ocurrir cosas malas sino que no son capaces de creer que pueden ocurrirle cosas buenas a la vez que tienen dificultades para recordar cosas agradables que hayan experimentado en el pasado.

Sonja propone que existen actividades para mitigar los síntomas de la depresión, estas actividades son aquellas que incrementan:
  • Las emociones positivas: por ejemplo la satisfacción de superar un obstáculo. 
  • Los pensamientos positivos: por ejemplo, “soy capaz de superarme a mí mismo/a”
  • Las experiencias o acontecimientos positivos: por ejemplo conseguir un objetivo que nos hemos marcado previamente.


La mayoría de las terapias antidepresivas pretenden eliminar los síntomas de la depresión pero normalmente la persona que está deprimida no sólo quiere dejar de estarlo sino recobrar un estado de alegría. Es posible que una persona tras superar un estado depresivo haya conseguido aliviar emociones como tristeza, culpa, fatiga, apatía,… pero aún no consiga sentirse bien.

Hay personas que no se encuentran deprimidas clínicamente pero sí llevan una vida quizás estancada o vacía, es decir, en un estado neutro. Si somos conscientes de querer elevar nuestro estado emocional por encima de ese estado neutro podemos elaborar estrategias que incrementen emociones positivas, pensamientos positivos y experiencias satisfactorias. Estas estrategias a veces tienen que ver con las características que tenemos individualmente ya que no todas las experiencias generan bienestar por igual a todos o hay algunas estrategias que son más potentes para unos que para otros. Observarse a uno mismo, conocerse, analizar experiencias pasadas positivas… es un buen punto de partida para que sepamos encontrar esas estrategias que individualmente nos generarán emociones, experiencias y pensamientos positivos.

A mí me sirve encontrar nuevas experiencias que me estimulen, buscar entornos de aprendizaje nuevos, explorar diferentes disciplinas que me supongan un reto, encontrar el modo de superar ciertos obstáculos que en un principio parecen insuperables y ser consciente de mis capacidades y limitaciones para todo ello. Además es especialmente potente para mí vivir con las personas que quiero, momentos a veces muy simples pero que me proporcionan paz y una especial sensación de bienestar.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 21 de junio de 2015

Voluntad

Esta semana miles de personas se presentan en Madrid a oposiciones de primaria y secundaria. En mi entorno cercano conozco varias de estas personas con las que he hablado los últimos días y me han transmitido sus emociones, frustraciones, esperanzas y desesperanzas al respecto. Cada una de ellas lo vive a su manera pero todas tienen en común una altísima fuerza de voluntad, aspecto que todos tenemos a la hora de mantenernos firmes para conseguir un objetivo pero en los opositores es especialmente visible.
 
No sé vosotros pero basta que tengas que hacer algo concreto para que se te ocurran un millón de cosas que es urgente hagas en este momento, cualquier cosa mejor que justo, por ejemplo, ponerte a estudiar (mi época de estudiante al menos era así). Pero llega un momento en el que sacas esa fuerza de voluntad para centrarte en tu objetivo.
 
A veces la propia inercia nos lleva a marcarnos objetivos que dejamos de lado a la primera de cambio. Por esto es importante reforzar nuestra fuerza de voluntad teniendo claro qué quiero conseguir, para qué, cuándo, que me aportará conseguirlo y por qué lo necesito. Solo así mantendremos nuestro objetivo como algo real y concreto que nos reforzará para mantenernos firmes en la consecución del mismo, poniendo todos nuestros recursos a trabajar en esa dirección.
 
Durante el tiempo que estamos persiguiendo nuestros objetivos nos encontramos con obstáculos de diferente naturaleza que minan esa fuerza de voluntad y que nos supone un esfuerzo adicional para mantenernos firmes o simplemente reorientar nuestros objetivos.
 
Como en todo lo que hacemos la actitud que mantenemos es vital para reforzar nuestra fuerza de voluntad. El entusiasmo por conseguir algo determinado proporciona empuje y energía en nuestro día a día de manera que los obstáculos que encontremos serán más fáciles de solventar.  No obstante, a veces es muy fácil decir “tienes que tener actitud positiva”. Lo difícil es mantener esa actitud día tras día, por lo que creo que, al menos por mi experiencia, es más bien cuestión de equilibrio. A veces podemos caer en un cierto “bajón” y permitirnos esos momentos de frustración, ira, decepción, miedo,… Pero si no perdemos la perspectiva de hacia dónde queremos ir, en esos momentos bajos sacamos los recursos necesarios para afrontar estas emociones negativas y canalizarlas de forma que nos sean útiles para orientarnos y alimentar nuestra fuerza de voluntad.  A veces nuestros recursos internos no son suficientes por lo que es positivo apoyarnos en personas de nuestro entorno que nos ayuden a recobrar esa actitud positiva. En este punto lo importante es saber detectar qué personas de ese entorno personal pueden tendernos esa mano hacia donde necesitamos ir, que nos aporten una inyección de ilusión, nos saquen una sonrisa en un momento dado, nos digan esas palabras sinceras que nos hagan ver dónde estamos fallando (lo cual es diferente a las palabras que queremos escuchar) y que sepamos valorar esas palabras para que sean motor de nuestra motivación.
 
Desde aquí mi gran admiración hacia esos opositores que esta semana se miden en las pruebas que deben afrontar, mucho ánimo y energía para afrontar esta situación con optimismo.
 
Y para todos los que en algún momento nos flaquea la fuerza de voluntad os dejo este poema de Mario Benedetti: No te rindas.
 
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
 
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
 
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
 
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
 
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
 
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
 
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
 
Que paséis una feliz semana!