martes, 8 de diciembre de 2015

Cuando piensas que has perdido el tren

El domingo pasado leí este artículo en El País Semanal. Podéis leerlo aquí.
En algún momento de nuestra vida quien más y quien menos hemos tenido la sensación de haber perdido un tren determinado, que ha pasado una oportunidad que pensamos no volverá. En línea con esto, en ocasiones tenemos un sentimiento de necesidad vital de cambio pero nos frena la sensación de que en este momento de nuestras vidas no es posible abordar dicho cambio por diferentes razones: porque creemos que ya no estamos en edad, porque ese tipo de riesgo lo deberíamos haber abordado antes, por miedo a fracasar y no encontrar posibilidad de retomar un nuevo camino,… En este artículo a este proceso mental lo denominan “el síndrome de perder el tren”.
Me ha resultado especialmente interesante la idea preconcebida que tenemos del tiempo dibujándolo como un proceso lineal a través del cual debemos ir superando etapas que se van quedando atrás. Pero ¿y si en lugar de verlo de forma lineal lo concebimos como un proceso circular? Si lo vemos de este modo no hay por qué pensar que ya se nos ha pasado el momento de emprender ciertos caminos de modo que las posibilidades de cambio se amplían.
El paralelismo entre un proceso de cambio con la transformación de oruga en mariposa es especialmente práctico. En un primer momento debemos tomar la decisión de abordar de forma consciente un cambio donde lo complejo del asunto es saber hacia dónde queremos ir ya que a veces, sentimos que necesitamos un cambio pero no tenemos tan claro qué es lo que queremos conseguir. Pero iniciamos el camino, con miedo, incertidumbre y dudas de si realmente esto es lo que nos encamina a ser más felices. Es entonces cuando empezamos a vivir nuevas experiencias, sensaciones y pensamientos que nos animan a continuar el camino y por qué no, disfrutar del mismo a la expectativa de lo que está por venir.
Así que, en sentido amplio, lo positivo de esto es que no debemos refugiarnos en el sentimiento de haber perdido el tren como escudo para no intentar alcanzar un sueño, una nueva experiencia, un cambio personal o profesional. Y todo esto tomando conciencia que el cambio supone dejar una situación a veces cómoda donde tendremos que tomar decisiones, renunciar a ciertas cosas y abrirnos a nuevas posibilidades de encontrarnos bien, con optimismo, energía y con la posibilidad de experimentar momentos especialmente buenos.

Que paséis una feliz semana!

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