domingo, 15 de noviembre de 2015

Tolerancia

Desde la más antigua historia que conocemos, la humanidad ha vivido diferencias culturales, religiosas, políticas,… La virtud de la tolerancia es imprescindible para la convivencia en armonía, el respeto o la comprensión.

Se puede definir la tolerancia como la capacidad de aceptar a otras personas que no piensan de la misma manera o que tienen valores, creencias, ideas y opiniones diferentes a las de uno mismo. Para ello es importante escuchar y aceptar opiniones dispares y hacerlo con la máxima comprensión y empatía. Esta tolerancia nos hace aprender y apreciar el valor de las diferentes maneras de entender el mudo de manera que entendamos este como un lugar plural que está sometido a un continuo cambio.

La persona tolerante es aquella cuya cualidad le permite manejar la diversidad e incluso, encontrar en ella aspectos positivos y beneficiosos. Por supuesto que ser tolerante no quiere decir que cada uno no deba defender y argumentar sus puntos de vista y, es más, no se justifican acciones injustas o comportamientos violentos. Por esta razón, ¿la tolerancia tiene límites? Desde mi punto de vista el límite es cuando ciertas ideas atentan contra la libertad y dignidad de otros, es decir, la tolerancia debe ser bidireccional.

Los actos violentos en general se escapan a mi comprensión y creo que hay cosas fuera de mi campo de acción. Pero también opino que siempre hay algo que se puede hacer para mejorar nuestra convivencia aunque sean pequeños gestos. Tomar consciencia de la importancia de ser más tolerantes y respetar al otro es un pequeño acto que puede mejorar nuestra convivencia a gran escala.
Para intentar ser más tolerante podemos intentar tener en cuenta varias premisas:

  • Comunicación: escucharnos e intercambiar nuestros puntos de vista es una cualidad humana que no siempre utilizamos correctamente.
  • Empatía: esforzarnos por comprender las ideas y circunstancias del otro como si fueran propias.
  • Asumir las diferencias: en lugar de tomarlas como una barrera podemos intentar valorar la riqueza que nos aportan.
  • Encontrar puntos comunes: encontrar detalles comunes que nos den pie a establecer lazos de unión.
  • Deshacerse de los prejuicios: todos tenemos prejuicios, ideas preconcebidas contra las que podemos luchar con comprensión, respeto y aceptación.


No digo que sea fácil pero es positivo, al menos, hacer una pequeña reflexión de qué podemos hacer para mejorar nuestras relaciones y eliminar barreras que nos limitan hacia una convivencia en armonía.


Que paséis una feliz semana!

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