domingo, 16 de octubre de 2016

El círculo


Me gusta el cine aunque no soy una experta en ello. No tengo un género favorito concreto pero sí es cierto que, en función del momento emocional en el que me encuentre me apetece ver más un tipo de películas que otras. A veces al ver una película busco que me conmueva, otras veces busco encontrarme algo que me transporte a lugares o momentos diferentes, otras en cambio busco una temática que me haga plantearme ciertas cosas y en otros momentos simplemente veo una película para entretenerme.
Este fin de semana he visto la película El círculo. La encontré por casualidad, nadie me había hablado de ella pero al ver el argumento me llenó de curiosidad. Es cierto que me fascina todo lo que tenga que ver con el comportamiento humano y cuando encuentro una película que trata sobre este tema despierta automáticamente mi interés. Y eso me ocurrió con El círculo, película en la que un grupo de personas aparecen sin motivo aparente en una estancia en forma circular. No pueden moverse y cada cierto tiempo alguien muere ejecutado por un dispositivo situado en el centro de ese círculo. Cuando descubren que son ellos mismos quienes deciden quien muere se desencadenan una serie de comportamientos en ellos que van decidiendo el desenlace de los integrantes del grupo. Es una película en cierto modo algo similar a Cube donde se ponen de manifiesto diferentes personalidades debido a la situación límite en la que se encuentran los personajes protagonistas.
No cuento más detalles por si a alguien le entra curiosidad de verla, eso sí, no esperes escenas espectaculares. Lo que predomina en la película es una forma de expresar el espíritu humano, cómo reaccionamos en una situación extrema en la que nuestra vida y la de personas de nuestro entorno pueden estar en juego. Es entonces cuando se ponen de manifiesto cuestiones éticas, prejuicios, miedos… que forman un retrato de las personas y de lo bueno y malo que aflora en ellas en situaciones límite.
Mi reflexión a partir de ver la película me lleva a pensar en el comportamiento humano en situaciones más cotidianas, no tan llevadas al límite en el que decides si mueres tú mismo o muere la persona que tienes al lado. Me refiero a las relaciones que tenemos en nuestra vida profesional, en familia, con amigos o en pareja.
A veces encuentras entornos profesionales en los que prevalecen ambientes hostiles que conllevan comportamientos negativos del ser humano justificados en ocasiones por la propia supervivencia de quien protagoniza esos comportamientos. Existen prejuicios, envidias, conductas agresivas y una competitividad insana que genera ambientes adversos. En cambio hay otros entornos profesionales mucho más saludables en mi opinión, en los que los comportamientos humanos son de colaboración, compañerismo, diálogo y una competitividad saludable que desemboca en unir conocimientos y habilidades para conseguir los objetivos establecidos. Hay personas que necesitan o buscan entornos agresivos para trabajar porque consideran que es donde se sacan mayor partido, reconozco que en mi caso donde mejores resultados he conseguido es cuando me he encontrado trabajando en entornos donde existe tensión, tiempos ajustados, retos complicados pero donde el comportamiento humano que prevalece es positivo.
Lo mismo ocurre con las relaciones de familia, la cual no eliges por lo que a veces se generan situaciones negativas bien por incompatibilidad o por conflictos no resueltos de un modo adecuado que llevan a relaciones complicadas. Entran en juego entonces comportamientos humanos donde cada uno saca lo peor de sí mismo incluso se llega muchas veces al límite en el cual las familias se rompen y dejan de tener relación entre ellos. Para que esto no ocurra es necesaria una alta dosis de tolerancia, empatía y respeto de manera que se asuma que cada integrante de la misma tiene una personalidad concreta y se trabaje en respetarse mutuamente a la vez que se comprenda por todas las partes que cada uno sigue su camino. Con esto, para que la familia siga unida independientemente del camino que tome cada integrante, esa tolerancia y respeto son importantes para mantener relaciones positivas dentro de esa unidad familiar.
En cuanto a las relaciones de pareja o las amistades ocurre algo similar. En este caso, a diferencia de la familia, los amigos y las parejas las elegimos con lo cual debería ser más fácil que las relaciones en estos casos sean positivas y por tanto nuestra conducta también lo sea con respecto a esas personas. Los comportamiento humanos son positivos en estos casos en la medida en la que esa elección es acertada de manera que nos hagan compatibles. Desde mi punto de vista, un indicador de haber elegido bien a un amigo o a una pareja es que esa persona es capaz de sacar lo mejor de nosotros mismos.
Con esto mi reflexión final es que el ser humano tiene comportamientos tanto positivos como negativos, es nuestra esencia. Esas conductas tanto positivas como negativas vienen guiadas en muchas ocasiones por nuestras emociones las cuales son unas u otras muchas veces condicionadas por el entorno en el que nos encontremos o el tipo de personas que se encuentran a nuestro lado. Por esto es importante prestar atención a nuestros comportamientos en los diferentes ámbitos de nuestra vida y hacernos preguntas como ¿esta conducta es propia de mí? ¿Me siento satisfecho con cómo es mi comportamiento? Nuestra conducta, al ser reflejo de nuestras emociones, puede darnos pistas de si el entorno laboral o personal en el que nos encontramos nos genera bienestar.
Dejo aquí una pequeña reseña de la película El círculo por si alguien tiene curiosidad en verla.
Que paséis una feliz semana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario