Me gusta el cine aunque no soy una experta en ello. No tengo un género
favorito concreto pero sí es cierto que, en función del momento emocional en
el que me encuentre me apetece ver más un tipo de películas que otras. A veces
al ver una película busco que me conmueva, otras veces busco encontrarme algo
que me transporte a lugares o momentos diferentes, otras en cambio busco una
temática que me haga plantearme ciertas cosas y en otros momentos simplemente
veo una película para entretenerme.
Este fin de semana he visto la película El círculo. La encontré por
casualidad, nadie me había hablado de ella pero al ver el argumento me llenó de
curiosidad. Es cierto que me fascina todo lo que tenga que ver con el
comportamiento humano y cuando encuentro una película que trata sobre este tema
despierta automáticamente mi interés. Y eso me ocurrió con El círculo, película
en la que un grupo de personas aparecen sin motivo aparente en una estancia en
forma circular. No pueden moverse y cada cierto tiempo alguien muere ejecutado
por un dispositivo situado en el centro de ese círculo. Cuando descubren que
son ellos mismos quienes deciden quien muere se desencadenan una serie de
comportamientos en ellos que van decidiendo el desenlace de los integrantes del
grupo. Es una película en cierto modo algo similar a Cube donde se ponen de
manifiesto diferentes personalidades debido a la situación límite en la que se
encuentran los personajes protagonistas.
No cuento más detalles por si a alguien le entra curiosidad de verla, eso
sí, no esperes escenas espectaculares. Lo que predomina en la película es una
forma de expresar el espíritu humano, cómo reaccionamos en una situación
extrema en la que nuestra vida y la de personas de nuestro entorno pueden estar
en juego. Es entonces cuando se ponen de manifiesto cuestiones éticas,
prejuicios, miedos… que forman un retrato de las personas y de lo bueno y malo
que aflora en ellas en situaciones límite.
Mi reflexión a partir de ver la película me lleva a pensar en el
comportamiento humano en situaciones más cotidianas, no tan llevadas al límite
en el que decides si mueres tú mismo o muere la persona que tienes al lado. Me
refiero a las relaciones que tenemos en nuestra vida profesional, en familia,
con amigos o en pareja.
A veces encuentras entornos profesionales en los que prevalecen ambientes
hostiles que conllevan comportamientos negativos del ser humano justificados en
ocasiones por la propia supervivencia de quien protagoniza esos
comportamientos. Existen prejuicios, envidias, conductas agresivas y una
competitividad insana que genera ambientes adversos. En cambio hay otros
entornos profesionales mucho más saludables en mi opinión, en los que los
comportamientos humanos son de colaboración, compañerismo, diálogo y una
competitividad saludable que desemboca en unir conocimientos y habilidades para
conseguir los objetivos establecidos. Hay personas que necesitan o buscan
entornos agresivos para trabajar porque consideran que es donde se sacan mayor
partido, reconozco que en mi caso donde mejores resultados he conseguido es
cuando me he encontrado trabajando en entornos donde existe tensión, tiempos ajustados,
retos complicados pero donde el comportamiento humano que prevalece es
positivo.
Lo mismo ocurre con las relaciones de familia, la cual no eliges por lo que
a veces se generan situaciones negativas bien por incompatibilidad o por
conflictos no resueltos de un modo adecuado que llevan a relaciones
complicadas. Entran en juego entonces comportamientos humanos donde cada uno
saca lo peor de sí mismo incluso se llega muchas veces al límite en el cual las
familias se rompen y dejan de tener relación entre ellos. Para que esto no
ocurra es necesaria una alta dosis de tolerancia, empatía y respeto de manera
que se asuma que cada integrante de la misma tiene una personalidad concreta y
se trabaje en respetarse mutuamente a la vez que se comprenda por todas las
partes que cada uno sigue su camino. Con esto, para que la familia siga unida
independientemente del camino que tome cada integrante, esa tolerancia y
respeto son importantes para mantener relaciones positivas dentro de esa unidad
familiar.
En cuanto a las relaciones de pareja o las amistades ocurre algo similar.
En este caso, a diferencia de la familia, los amigos y las parejas las elegimos
con lo cual debería ser más fácil que las relaciones en estos casos sean
positivas y por tanto nuestra conducta también lo sea con respecto a esas
personas. Los comportamiento humanos son positivos en estos casos en la medida
en la que esa elección es acertada de manera que nos hagan compatibles. Desde
mi punto de vista, un indicador de haber elegido bien a un amigo o a una pareja
es que esa persona es capaz de sacar lo mejor de nosotros mismos.
Con esto mi reflexión final es que el ser humano tiene comportamientos
tanto positivos como negativos, es nuestra esencia. Esas conductas tanto positivas
como negativas vienen guiadas en muchas ocasiones por nuestras emociones las
cuales son unas u otras muchas veces condicionadas por el entorno en el que nos
encontremos o el tipo de personas que se encuentran a nuestro lado. Por esto es
importante prestar atención a nuestros comportamientos en los diferentes
ámbitos de nuestra vida y hacernos preguntas como ¿esta conducta es propia de
mí? ¿Me siento satisfecho con cómo es mi comportamiento? Nuestra conducta, al
ser reflejo de nuestras emociones, puede darnos pistas de si el entorno laboral
o personal en el que nos encontramos nos genera bienestar.
Dejo aquí una pequeña reseña de la película El círculo por si alguien tiene
curiosidad en verla.
Que paséis una feliz semana!
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