Ahora sí es Navidad! Ya he hablado en algún momento de esta época del año
que me gusta bastante. Es cierto que me parece demasiado estar recibiendo
estímulos navideños desde noviembre pero una vez que llego a estos días ya me
empiezo a contagiar de la Navidad y me preparo para disfrutarla. Creo que cada
época del año es buena y tiene cosas diferentes para disfrutar pero estos días
tienen un encanto especial donde se unen ilusión, ganas de compartir,
nostalgia, melancolía,… y esa mezcla de emociones me parece maravillosa. Mi Navidad
es bastante tranquila y quizás se puede etiquetar de “tradicional” ya que la
disfruto con las personas de mi círculo más íntimo, familia y amigos lo cual no
es algo extraordinario porque a lo largo del año disfrutamos de diferentes
momentos pero reconozco que el ambiente navideño me gusta especialmente.
Concretamente en esta época del año tienen especial protagonismo los
recuerdos. Nuestro pasado es fundamental en nuestra vida ya que aquello que
recordamos, positivo o negativo, influye en nuestro presente: los recuerdos
positivos aumentan nuestra satisfacción con la vida y los recuerdos negativos
disminuyen dicha satisfacción. De este modo, potenciar recuerdos positivos
aumenta la posibilidad de generarnos bienestar. A veces nos ocurre que hemos
perdido a alguien importante en nuestra vida y cuando llega la Navidad tendemos
a evitar o incluso a negarnos a celebrar estos días porque eso nos produce el
dolor por la pérdida del ser querido ya que sigue vivo en nuestro recuerdo
(recuerdo que es probable que se acentúe en estas fechas). Esta es una forma de
afrontar ese dolor pero también es posible intentar no centrarse tanto en la
pérdida como tal, quizás puede ser más productivo recordar aspectos de esa
persona que hacían más especiales estos días, qué momentos hemos vivido juntos
que nos han hecho especialmente felices y, si además podemos compartirlo con
las personas que tenemos presentes actualmente en nuestra vida, esto puede
proporcionarnos cierto sentimiento de paz. Con ello, no solo mantenemos vivo un
recuerdo positivo sino que estamos construyendo nuevos momentos que vivimos en
nuestro presente y podrán formar parte de esos recuerdos bonitos en nuestro
futuro.
Entiendo que esto es muy fácil escribirlo pero a la hora de ponerlo en
práctica es bastante más complejo ya que resulta curioso que del mismo modo que
el tipo de recuerdos que tenemos influyen en nuestro estado de ánimo, el estado
de ánimo influye también en los recuerdos que se activan. De este modo se crea
una espiral de emociones por la cual la persona que recuerde sucesos positivos
del pasado experimentará emociones positivas en el presente y este estado de
ánimo positivo, coherente con su recuerdo, facilitará que broten recuerdos
positivos. Esa misma espiral se genera en caso contrario ya que si tenemos un
estado de ánimo negativo es más fácil que afloren en nosotros recuerdos
negativos convirtiéndose en un círculo vicioso de negatividad.
En Psicología Positiva se trata con frecuencia este tema afirmando que
recordar situaciones positivas del pasado y recrearse en ese recuerdo para
disfrutar de los buenos momentos vividos es un ejercicio que puede resultar
especialmente beneficioso para el estado de ánimo. Por eso nos proponen un
pequeño ejercicio que consiste en escoger un recuerdo positivo, buscar un
momento tranquilo, a solas, relajados de manera que podamos traer a nuestro
presente la vivencia de esos recuerdos. Este ejercicio que parece simple nos puede
aportar mucho bienestar al igual que compartir esos recuerdos con alguien de
nuestro círculo íntimo, a quien le expliquemos ese recuerdo, le hablemos de las
personas que estaban en él y qué importancia tenían en nuestra vida,… verbalizar
ese recuerdo y las emociones que nos genera puede traerlo al presente de un
modo consciente aportándonos emociones muy positivas.
Más de uno según lea esto pensará que quizás es más doloroso traer ciertos
recuerdos al presente especialmente si las personas que estaban en nuestro
pasado no las podemos disfrutar en el momento actual. En mi opinión, es cierto
que el propio recuerdo a veces es doloroso por la sensación de pérdida que
siempre genera dicho dolor pero en mi caso, a pesar de invadirme la nostalgia,
también me supone un motor para poner en valor mi presente, las personas que me
rodean y me ayuda a ser consciente que quiero disfrutarlo. Lo que vivamos hoy
serán los recuerdos que tengamos en el futuro así que dedicar tiempo a crear
buenos recuerdos hará que nuestro pasado sea algo especialmente bonito que
recordar.
La Navidad por tanto es un momento en el que efectivamente afloran muchos
recuerdos, a veces de forma inconsciente y otras somos nosotros quienes podemos
escoger qué recuerdos queremos hacer aflorar en un momento dado. Es una de las
cosas espectaculares del ser humano, que es capaz de escoger la actitud con la
que quiere vivir la vida y además es libre de la elección de esa actitud. Así
que os deseo a todos que estos días lo disfrutéis con la actitud que vosotros
elijáis y que os genere auténtico bienestar.
Que paséis una muy feliz Navidad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario