domingo, 18 de diciembre de 2016

Recuerdos

Ahora sí es Navidad! Ya he hablado en algún momento de esta época del año que me gusta bastante. Es cierto que me parece demasiado estar recibiendo estímulos navideños desde noviembre pero una vez que llego a estos días ya me empiezo a contagiar de la Navidad y me preparo para disfrutarla. Creo que cada época del año es buena y tiene cosas diferentes para disfrutar pero estos días tienen un encanto especial donde se unen ilusión, ganas de compartir, nostalgia, melancolía,… y esa mezcla de emociones me parece maravillosa. Mi Navidad es bastante tranquila y quizás se puede etiquetar de “tradicional” ya que la disfruto con las personas de mi círculo más íntimo, familia y amigos lo cual no es algo extraordinario porque a lo largo del año disfrutamos de diferentes momentos pero reconozco que el ambiente navideño me gusta especialmente.
Concretamente en esta época del año tienen especial protagonismo los recuerdos. Nuestro pasado es fundamental en nuestra vida ya que aquello que recordamos, positivo o negativo, influye en nuestro presente: los recuerdos positivos aumentan nuestra satisfacción con la vida y los recuerdos negativos disminuyen dicha satisfacción. De este modo, potenciar recuerdos positivos aumenta la posibilidad de generarnos bienestar. A veces nos ocurre que hemos perdido a alguien importante en nuestra vida y cuando llega la Navidad tendemos a evitar o incluso a negarnos a celebrar estos días porque eso nos produce el dolor por la pérdida del ser querido ya que sigue vivo en nuestro recuerdo (recuerdo que es probable que se acentúe en estas fechas). Esta es una forma de afrontar ese dolor pero también es posible intentar no centrarse tanto en la pérdida como tal, quizás puede ser más productivo recordar aspectos de esa persona que hacían más especiales estos días, qué momentos hemos vivido juntos que nos han hecho especialmente felices y, si además podemos compartirlo con las personas que tenemos presentes actualmente en nuestra vida, esto puede proporcionarnos cierto sentimiento de paz. Con ello, no solo mantenemos vivo un recuerdo positivo sino que estamos construyendo nuevos momentos que vivimos en nuestro presente y podrán formar parte de esos recuerdos bonitos en nuestro futuro.
Entiendo que esto es muy fácil escribirlo pero a la hora de ponerlo en práctica es bastante más complejo ya que resulta curioso que del mismo modo que el tipo de recuerdos que tenemos influyen en nuestro estado de ánimo, el estado de ánimo influye también en los recuerdos que se activan. De este modo se crea una espiral de emociones por la cual la persona que recuerde sucesos positivos del pasado experimentará emociones positivas en el presente y este estado de ánimo positivo, coherente con su recuerdo, facilitará que broten recuerdos positivos. Esa misma espiral se genera en caso contrario ya que si tenemos un estado de ánimo negativo es más fácil que afloren en nosotros recuerdos negativos convirtiéndose en un círculo vicioso de negatividad.
En Psicología Positiva se trata con frecuencia este tema afirmando que recordar situaciones positivas del pasado y recrearse en ese recuerdo para disfrutar de los buenos momentos vividos es un ejercicio que puede resultar especialmente beneficioso para el estado de ánimo. Por eso nos proponen un pequeño ejercicio que consiste en escoger un recuerdo positivo, buscar un momento tranquilo, a solas, relajados de manera que podamos traer a nuestro presente la vivencia de esos recuerdos. Este ejercicio que parece simple nos puede aportar mucho bienestar al igual que compartir esos recuerdos con alguien de nuestro círculo íntimo, a quien le expliquemos ese recuerdo, le hablemos de las personas que estaban en él y qué importancia tenían en nuestra vida,… verbalizar ese recuerdo y las emociones que nos genera puede traerlo al presente de un modo consciente aportándonos emociones muy positivas.
Más de uno según lea esto pensará que quizás es más doloroso traer ciertos recuerdos al presente especialmente si las personas que estaban en nuestro pasado no las podemos disfrutar en el momento actual. En mi opinión, es cierto que el propio recuerdo a veces es doloroso por la sensación de pérdida que siempre genera dicho dolor pero en mi caso, a pesar de invadirme la nostalgia, también me supone un motor para poner en valor mi presente, las personas que me rodean y me ayuda a ser consciente que quiero disfrutarlo. Lo que vivamos hoy serán los recuerdos que tengamos en el futuro así que dedicar tiempo a crear buenos recuerdos hará que nuestro pasado sea algo especialmente bonito que recordar.
La Navidad por tanto es un momento en el que efectivamente afloran muchos recuerdos, a veces de forma inconsciente y otras somos nosotros quienes podemos escoger qué recuerdos queremos hacer aflorar en un momento dado. Es una de las cosas espectaculares del ser humano, que es capaz de escoger la actitud con la que quiere vivir la vida y además es libre de la elección de esa actitud. Así que os deseo a todos que estos días lo disfrutéis con la actitud que vosotros elijáis y que os genere auténtico bienestar.
Que paséis una muy feliz Navidad!

No hay comentarios:

Publicar un comentario