La ley del espejo es el
título de lo que he leído este fin de semana, se trata de un librito que se lee
de una vez escrito por Yoshinori Noguchi que, según pone en el libro, es un japonés experto en coaching. El subtítulo del libro a mi forma de ver es
bastante osado ya que dice “Una regla mágica que da solución a cualquier
problema en la vida”. Creo que es osado porque no confío en fórmulas mágicas en
materia de resolución de problemas ya que para resolver un problema entran en
juego factores como: el tipo de problema, las herramientas que tiene al alcance
quien lo sufre, sus condicionantes externos,… con lo cual dudo mucho que exista
una “receta” para resolverlo todo. En cualquier caso, este libro me lo
regalaron hace tiempo y lo dejé aparcado con cierto escepticismo a pesar de
saber que tarde o temprano lo leería (la persona que me lo regaló me conoce
bien y sabía que me picaría la curiosidad, y así ha sido).
El libro relata una
historia en forma de fábula para mi gusto algo edulcorada pero que le sirve al
autor para definir lo que él llama la Ley del espejo: la realidad de nuestra
vida es un espejo que refleja nuestro interior de manera que al observar lo que
nos rodea podemos hacer una introspección de nuestro propio interior. Pone el
ejemplo de cuando nos miramos al espejo y de repente descubrimos que tenemos
mala cara o estamos despeinados, si no vemos ese reflejo no somos conscientes
de ello.
Mi reflexión tras esta
lectura es algo variada, en algunos aspectos no estoy de acuerdo y me parece
algo reduccionista pero me voy a centrar en lo que sí coincido o aquello que me
ha aportado valor.
Me parece acertado prestar
atención a mi entorno, a lo que es coherente conmigo y lo que no, a las
personas que me hacen bien y las que no y a las situaciones que me generan
momentos positivos frente a las que no lo hacen e incluso me dañan. Además me
ha hecho reflexionar en mi pasado, en cómo he ido eligiendo un camino u otro quedándome
con lo que necesito en mi vida y evitando lo que no me ayuda a vivir de forma
plena o al menos como a mí me gusta vivir. Esto sí puede ser porque al final he
ido buscando que las personas que me rodean, mi profesión, mis hobbies… sean
coherentes con mis sentimientos y completen mi existencia.
A veces me ocurre
que sufro sin saber cuál era la razón principal, simplemente algo no funciona y
me cuesta encontrar la raíz del problema. En este caso me parece acertado el
símil del espejo cuando en un momento dado veo claramente qué es lo que no
funciona y es entonces cuando, al ser consciente de ello, puedo trabajar para
resolverlo. En relación con esto lo mejor del libro desde mi punto de vista es
cuando el autor explica que para resolver la raíz de un problema hace falta
llegar hasta nuestro interior. Si no cambiamos nuestro interior y únicamente
esperamos que cambien los demás o las situaciones nunca llegamos a resolver
realmente el problema. Esto me ha parecido especialmente acertado, a veces
creemos que un problema se ha resuelto porque ha cambiado la situación y esto
suele ser simplemente una máscara para ese problema, si queremos resolverlo
realmente el cambio no es solo externo sino también interno y ese cambio
interno sólo lo podemos hacer nosotros mismos. El tema es cómo hacer ese cambio
interno el cual conlleva conocerse a sí mismo, saber la dirección que se quiere
tomar, reconocer nuestros propios fallos, afrontarlos y detectar cómo
transformarlos para que no nos impidan vivir de forma satisfactoria. Como decía
antes, no creo en fórmulas mágicas pero si en la capacidad del ser humano para
crecer y encontrar bienestar.
Que paséis una feliz
semana!
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