domingo, 21 de febrero de 2016

Desear no es suficiente

Los seres humanos mantenemos una necesidad en ocasiones insaciable de desear cosas a lo largo de nuestra vida, deseos que a veces vemos cumplidos y otras veces se quedan en eso, algo que quisimos y nunca logramos.

Según parece, la filosofía antigua consideraba generalmente que los deseos son pasiones del alma que interfieren negativamente con la razón y el pensamiento. En la actualidad, en algunos contextos, se mantiene esta idea considerando los deseos una pulsión irracional que nos llevan a tomar decisiones ilógicas. En cambio, existe otra perspectiva que consiste en considerar el deseo como un acto deliberado y racional que se obtiene de la reflexión sobre la realidad que nos rodea. Al fin y al cabo razón y pasión no tienen por qué ser opuestas sino que, bien canalizadas, pueden ser complementarias.

En relación a los deseos y cómo conseguirlos llevamos unos años en los que de vez en cuando se publica algún libro de autoayuda muy mediático que se basa en una corriente que considera que es posible que alcancemos cualquier cosa a fuerza de desearla. Se basan en la Ley de la atracción, la cual afirma que el ser humano es capaz de alcanzar lo que desea ya que los pensamientos son capaces de generar un halo de energía que actúa como un imán atrayendo eso que deseamos. De este modo, si deseas algo con todas tus fuerzas lo terminas atrayendo y si no lo consigues es que no lo deseaste lo suficiente.

A pesar de lo cómodo de la teoría creo que a la hora de conseguir algo que queremos no es suficiente, ni mucho menos, únicamente desearlo.

Los deseos en el ser humano tienen una función práctica determinante ya que actúan de motor para nuestra conducta, nos motivan a esforzarnos y a luchar por aquello que queremos. Pero esto es únicamente la punta del iceberg, el pistoletazo de salida que desencadena decisiones y actos orientados a lograr un objetivo concreto. Al mismo tiempo, somos conscientes que por mucho que deseemos algo no siempre podemos lograrlo y tener la capacidad de manejar la frustración de un deseo no satisfecho es un factor importante para mantener un equilibrio emocional.

De esta manera sí es determinante desear algo con fuerza, ser conscientes de que eso nos proporcionará bienestar y que es algo que queremos obtener realmente. A partir de ese deseo llega el momento de poner de tu parte, de decidir qué está en tu mano para conseguir lo que anhelas y poner en marcha un plan de acción. Por supuesto que es importante mantener una actitud positiva, tener confianza en uno mismo y estar dispuestos a afrontar posibles frustraciones de un modo optimista sin dejar de lado el entorno que a veces puede ser desfavorable de cara al logro de nuestro objetivo. Así, de un modo realista, puedes construir tu propio camino y disfrutar del mismo ya que a veces el fin último no es el único modo de obtener bienestar sino que el proceso en sí se convierta en una oportunidad de vivir experiencias diferentes y positivas.


Que paséis una feliz semana!

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