domingo, 29 de noviembre de 2015

Gracias

El jueves pasado fue el Día de acción de gracias que se celebra cada año en Estados Unidos y que hemos visto en multitud de películas americanas. No quiero entrar en el origen de esta tradición que forma parte de una de las partes más cruentas de la historia de Norteamérica pero sí voy a utilizarlo como pie para el tema de esta semana, la gratitud.

Para empezar os dejo algunas cuestiones: 
  • ¿Te has cuestionado alguna vez el bienestar que te produce ser agradecido?
  • ¿Cómo y en qué momentos das las gracias?
  • ¿Qué sientes cuando agradeces algo a alguien de forma sincera y consciente?
  • ¿Alguna vez has dejado de agradecer algo por dejadez, timidez o simplemente porque crees que la otra persona ya lo sabe? 
Hay personas que no tienen ningún problema dar las gracias, en cambio se incomodan cuando reciben el reconocimiento de los demás ya sea por modestia, pudor, humildad o porque no creen en su propio valor y no saben cómo aceptar el agradecimiento de los demás hacia ellas. Por el contrario, hay otras personas que les cuesta especialmente agradecer algo que se ha hecho por ellas.

A veces nos comportamos como si tuviéramos el convencimiento de que nos merecemos y tenemos derecho a todo, tanto en lo personal como en lo profesional, lo que implica que no tenemos nada que agradecer. Es como si todo lo que los demás hacen por nosotros fuera su obligación, lo damos por supuesto y por tanto no pensamos en agradecerlo, ni en nadie a quien agradecérselo. Somos indiferentes al esfuerzo, a los detalles o la generosidad de los demás.

El hecho de dar las gracias de forma sincera y consciente es una fuente de bienestar, nos aporta serenidad por lo que te invito a que prestes atención e intentes agradecer aquello que los demás hacen para que tu vida sea más fácil, agradable, tranquila, sencilla…

A veces, somos conscientes de lo que una persona ha hecho por nosotros pero no está para darle las gracias, aunque nunca es tarde. Puedes hacer el ejercicio de agradecerlo e incluso dejar ese agradecimiento por escrito lo cual, en la mayoría de los casos, aporta un alto sentimiento de paz. Puedes pensar en alguien preguntándote cosas como: 
  • ¿Quién fue la persona que creyó en ti y te animó?
  • ¿Quién te mostró el camino para lograr tus sueños?
  • ¿Quién te ayudó a no dejar de perseguir un objetivo?
No todas las acciones de gratitud son igual de valiosas o de trascendentes para nosotros. A veces damos las gracias de forma automática pero otras son un sentimiento profundo y consciente. No sólo mostramos agradecimiento mediante palabras, también agradecemos mediante una mirada, un gesto, un detalle concreto… depende de lo que agradecemos y quien reciba dicho agradecimiento.

En mi caso soy consciente de que tengo mucho que agradecer este año y espero poder hacerlo de un modo u otro porque además, sé que hay personas que no son conscientes de lo importantes que han sido para mí en ciertos momentos.

Que paséis una feliz semana!

domingo, 22 de noviembre de 2015

Infancia

El pasado viernes 20 de noviembre fue el día del niño. Tanto los niños como los ancianos me despiertan sentimientos de gran ternura, los primeros por su transparencia y espontaneidad y los segundos por la sabiduría que albergan tras cada palabra que pronuncian. Pero el motivo de lo que escribo hoy son los niños.

La Convención sobre los Derechos del Niño, establece una serie de derechos de los niños, incluidos los relativos a la vida, a la salud, a la educación y a jugar, así como el derecho a la vida familiar, a estar protegidos de la violencia, a no ser discriminados y a que se escuchen sus opiniones.

Los niños necesitan desarrollar durante su infancia determinadas cualidades como el optimismo, su disposición al juego, la confianza en sí mismos, la fuerza de voluntad, la solidaridad y la creatividad entre otras. Si tienen la oportunidad de desarrollar estas cualidades aumentará la probabilidad de que se conviertan en adultos felices.

Actualmente mi relación más cercana con niños es la que tengo con mis dos sobrinos Inés de tres años y Javier de 5. Concretamente este fin de semana he tenido la oportunidad de dedicarles mucho tiempo y ha sido todo un regalo. Aun siendo tan pequeños me enseñan muchas cosas, me hacen reír, me ayudan a relativizar mi realidad y me invitan a jugar. El juego es una herramienta vital para el desarrollo de los niños que a veces los adultos olvidamos la importancia que tiene. A través del juego creamos nuevas posibles realidades, soñamos, fortalecemos nuestros valores y todo ello en un marco de improvisación y espontaneidad. Esa espontaneidad que como adultos reprimimos en nuestro día a día. Como no paso tanto tiempo con ellos percibo que les doy un cariño que me devuelven tres veces mayor y me impresionan los momentos en los que les descubro algo y me miran como si fuera lo más maravilloso que les ha pasado nunca, eso no tiene precio.

Ellos están teniendo una infancia muy feliz y espero que cuando lleguen a adultos lo valoren y no olviden la importancia de todo lo que están viviendo. En ningún lugar del mundo los niños deberían dejar de ser niños y todos tienen el derecho a vivir una infancia plena que les prepare para su edad adulta. Para ello los adultos tenemos la obligación de defender dicho derecho, cada uno como pueda hacerlo.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 15 de noviembre de 2015

Tolerancia

Desde la más antigua historia que conocemos, la humanidad ha vivido diferencias culturales, religiosas, políticas,… La virtud de la tolerancia es imprescindible para la convivencia en armonía, el respeto o la comprensión.

Se puede definir la tolerancia como la capacidad de aceptar a otras personas que no piensan de la misma manera o que tienen valores, creencias, ideas y opiniones diferentes a las de uno mismo. Para ello es importante escuchar y aceptar opiniones dispares y hacerlo con la máxima comprensión y empatía. Esta tolerancia nos hace aprender y apreciar el valor de las diferentes maneras de entender el mudo de manera que entendamos este como un lugar plural que está sometido a un continuo cambio.

La persona tolerante es aquella cuya cualidad le permite manejar la diversidad e incluso, encontrar en ella aspectos positivos y beneficiosos. Por supuesto que ser tolerante no quiere decir que cada uno no deba defender y argumentar sus puntos de vista y, es más, no se justifican acciones injustas o comportamientos violentos. Por esta razón, ¿la tolerancia tiene límites? Desde mi punto de vista el límite es cuando ciertas ideas atentan contra la libertad y dignidad de otros, es decir, la tolerancia debe ser bidireccional.

Los actos violentos en general se escapan a mi comprensión y creo que hay cosas fuera de mi campo de acción. Pero también opino que siempre hay algo que se puede hacer para mejorar nuestra convivencia aunque sean pequeños gestos. Tomar consciencia de la importancia de ser más tolerantes y respetar al otro es un pequeño acto que puede mejorar nuestra convivencia a gran escala.
Para intentar ser más tolerante podemos intentar tener en cuenta varias premisas:

  • Comunicación: escucharnos e intercambiar nuestros puntos de vista es una cualidad humana que no siempre utilizamos correctamente.
  • Empatía: esforzarnos por comprender las ideas y circunstancias del otro como si fueran propias.
  • Asumir las diferencias: en lugar de tomarlas como una barrera podemos intentar valorar la riqueza que nos aportan.
  • Encontrar puntos comunes: encontrar detalles comunes que nos den pie a establecer lazos de unión.
  • Deshacerse de los prejuicios: todos tenemos prejuicios, ideas preconcebidas contra las que podemos luchar con comprensión, respeto y aceptación.


No digo que sea fácil pero es positivo, al menos, hacer una pequeña reflexión de qué podemos hacer para mejorar nuestras relaciones y eliminar barreras que nos limitan hacia una convivencia en armonía.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 8 de noviembre de 2015

Vivir con entusiasmo

He leído hace poco que un filósofo norteamericano, Ralph Waldo Emerson escribió que “nada que valga realmente la pena se ha conseguido sin entusiasmo” y no puedo estar más de acuerdo, lo cual me da pie a escribir hoy.

La definición de entusiasmo viene a decir que es un estado de ánimo intenso y positivo que nos impulsa a hacer las cosas con energía y ganas. Una persona entusiasta para mí es aquella que confía en sí misma y en sus capacidades, que se apasiona con lo que hace y se esfuerza por conseguir aquello que se propone.

A veces sientes que tus circunstancias externas minan tu entusiasmo pero la realidad es que el entusiasmo nace de tu interior, obviamente un entorno positivo ayuda pero tu propio entusiasmo tiene la capacidad de moldear las situaciones a las que te enfrentas hacia un sentido positivo. Puedes caer en la tentación de pensar que serás feliz cuando tu situación cambie pero si lo piensas descubrirás que las situaciones cambian cuando tú las enfocas de un modo diferente sin caer en la queja y enfrentándolas con optimismo.

Si conoces a alguien que definirías como entusiasta seguro que deduces que es una persona activa, que logra extraer cosas buenas e interesantes de las situaciones con las que se encuentra y habitualmente te encuentras con que este tipo de personas suelen ser muy sonrientes, es su actitud.

Desde mi punto de vista además el entusiasmo suele ser contagioso y si tienes una persona así cerca aporta un cariz positivo y estimulante al entorno en el que se encuentra.

¿Qué podemos hacer para potenciar nuestro entusiasmo?

  • Siéntete bien contigo mismo: busca las características positivas que mejor te definen y utilízalas para potenciarlas de manera que creerás más en ti y en tus capacidades.
  • Sonríe: encuentra motivos para sonreír, a veces nos cegamos viendo únicamente lo negativo que nos rodea pero tarde o temprano hay una razón para sonreír.
  • Involúcrate: pon todo lo que puedas por tu parte para lograr tus objetivos.
  • No frenes tus impulsos: anímate a hacer cosas que normalmente no harías, frente a una propuesta interesante antes de decir no plantéate un ¿por qué no?

Para mí el entusiasmo es una herramienta personal perfecta para disfrutar de la vida.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 1 de noviembre de 2015

A mi manera

Este fin de semana, con motivo del Día de todos los Santos que es hoy he hecho mi visita tradicional al cementerio que guarda todas mis raíces, todas la personas que forman parte de mi pasado y ya no están en mi vida. Esta visita me ha hecho reflexionar sobre la muerte en general y cómo me gustaría que fuera la mía en particular.

Cuando tengo conversaciones sobre la muerte sobre todo con mi familia, hablamos especialmente de lo que echamos de menos a las personas que nos faltan y el tiempo que hace que vivimos sin ellos. Otro tema de conversación inevitable en esos momentos es qué queremos que hagan con nosotros una vez que nos llegue la muerte ¿entierro? ¿incineración? No digo que esto no sea importante, creo que es necesario respetar la última voluntad de la persona una vez fallecida pero hay algo que nunca he compartido y es ¿cómo quiero sentirme cuando tenga que enfrentarme al final de mi camino?

Leeréis esto y pensaréis ¿pero este blog no iba de cosas positivas? Espero que al final de lo que voy a escribir hoy podáis ver la parte positiva de todo esto. La muerte es algo natural con lo que convivimos desde que nacemos y a lo que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida de un modo u otro, de lo cual siempre podemos sacar un aprendizaje que nos genere bienestar, paz,... o cualquier otra emoción positiva.

Mi reflexión de esta semana por tanto va encaminada a poner de manifiesto cómo quiero sentirme cuando me enfrente a mi propia muerte. Como no podía ser de otro modo tengo una canción que inspira ese sentimiento y os dejo aquí: “My Way” de Frank Sinatra. https://www.youtube.com/watch?v=e7DWe6S2u6Y

La canción es preciosa y muy emotiva para mí pero hoy le doy un significado que me aplico a aquello que me gustaría sentir cuando llegue mi muerte.

Me gustaría sentir, en ese momento, que he tenido una vida plena lo cual no significa que haya sido una vida sólo feliz. Espero haber reído, llorado, amado, haberme caído y levantado, haberme frustrado, haber fracasado, haber tenido éxito, saber que he disfrutado de cada etapa de mi vida, haber soñado y cumplido algunos de esos sueños… Seguro que en ese momento siento cierto arrepentimiento de no haber hecho o dicho ciertas cosas pero lo importante para mí será saber que hice lo que tenía que hacer, responsabilizándome de mis errores, disfrutando de mis éxitos y todo acorde a mis valores, lo cual me dejará un sentimiento de estar en paz con mi conciencia y de cierto orgullo. Además, espero poder conservar el sentido del humor y no dejar de reír hasta el último momento.

Al fin y al cabo, me gustaría poder decir en ese momento que he vivido a mi manera.

Que paséis una feliz semana!