domingo, 29 de enero de 2017

Sentido común


Uno de los sencillos placeres que más me reconfortan en mi vida es compartir infinitas charlas con mis amigos. Estas charlas a veces son sobre temas triviales, otras sobre algo concreto que nos preocupa, otras veces hablamos de cómo afrontar una situación u otra… la verdad que en muchas ocasiones no damos con la solución pero el mero hecho de compartir, de contrastar opiniones,… es realmente reconfortante. Concretamente hace unas semanas, charlando con mi amiga Susana sacamos el tema del sentido común. Susana, que siempre lee este espacio y me aporta su opinión sobre los temas que voy abordando cada domingo, me sugirió que dedicara un post al sentido común y me pareció una buena idea a la que hoy le doy forma con palabras.
He estado buscando la definición estricta de sentido común y he encontrado un poco de todo. Lo más contradictorio de la definición de este concepto es que nos referimos al sentido común como si se tratara de un dogma cuando realmente está sujeto a una gran subjetividad. Se podría decir que el sentido común es lo que la gente piensa a nivel general sobre un tema en particular. Es una forma de juzgar razonablemente las cosas, sin necesidad de que una determinada información esté comprobada científicamente, lo único que importa es que generalmente sea considerado como cierto.
El concepto de sentido común cambia de una cultura a otra pero también es diferente este concepto dentro de una misma cultura, entre generaciones diferentes, entre grupos de personas con estilos de vida diferentes,… Sin ir más lejos, lo que para mí es de sentido común a veces no lo es para mis padres o mis hermanos o incluso para mis amigos más íntimos. Es por ello que, indagando un poco en el tema, me doy cuenta que efectivamente hablamos alegremente de usar el sentido común como si fuera una doctrina cuando está bien alejado de serlo. Un aspecto importante relacionado con el sentido común es la experiencia que cada persona ha tenido en el transcurso de su vida. Muchas de esas experiencias nos aportan conocimientos valiosos y positivos, por lo que, según el conocimiento que se adquiriere en base a esas experiencias, se establecen creencias que a nivel popular se consideran de buen juicio.
Llegados a este punto mi reflexión sobre este asunto es si no ocurre a veces que abanderamos el sentido común para afrontar una situación determinada de un modo concreto sin saber explicar realmente por qué esa solución es la más acertada. Es decir, podemos argumentar en un momento dado que actuamos de un modo específico por sentido común, porque es lo que hay que hacer o lo que se debe hacer y al no poder explicar la razón, ya que esta viene derivada de experiencias pasadas, apelamos a que lo hacemos por sentido común. O puede ocurrir al contrario, cuando actuamos de un modo que se sale de lo que comúnmente está establecido alguien puede increparnos de algún modo argumentando que no estamos usando el sentido común para resolver esa situación concreta. Pero, en este último caso, ¿es menos acertada nuestra actuación porque no corresponda con el sentir común de nuestro entorno?
Reconozco que cuando empecé a darle forma a este tema tenía una idea diferente de lo que finalmente ha resultado. Al organizar mis ideas, he sido consciente que mi concepto de actuar con sentido común es particular al contrario de la idea preconcebida que suelo adoptar ya que, cuando efectivamente argumento con alguien que debemos actuar con sentido común de alguna forma estoy dando por supuesto que esa persona comparte mi perspectiva a la hora de afrontar una situación de un modo racional y objetivo. Pero nada más lejos de la realidad ya que mi sentido común no tiene por qué ser racional ni objetivo sino mi forma subjetiva y preconcebida de actuar ante una u otra situación donde entran mis experiencias pasadas, mi educación y mi forma de interpretar el contexto como punto de referencia.
Con todo ello, creo que intentar aplicar sentido común en nuestra vida cotidiana puede ser una fuente de bienestar ya que es un indicador de coherencia entre nuestras creencias, valores, experiencias pasadas,… y nuestros actos. Esa coherencia de la que he hablado más veces en este espacio siempre nos proporciona cierta armonía que en cualquier caso nos aporta la sensación de que efectivamente nuestros actos o modos de afrontar ciertas situaciones son correctos y a su vez nos genera cierta paz con nosotros mismos. Sin embargo, ese sentido común será el que particularmente hayamos construido que muchas veces compartiremos con otros pero en otras situaciones nos daremos cuenta que otras personas tienen un concepto diferente al nuestro.
Para mí un factor importante a la hora de aplicar el sentido común es no complicar excesivamente una situación. Esto es muy generalista y tendríamos que ir a una situación concreta ya que a veces las situaciones no dejan que sea tan fácil aplicar el sentido común pero a la conclusión que llego después de todo es que el sentido común puede llegar a ser el menos común de los sentidos.
Que paséis una feliz semana!

domingo, 15 de enero de 2017

Emocionario

Esta semana recibí un regalo en forma de libro: Emocionario que como podéis deducir se trata de un diccionario de emociones. De hecho el título completo es Emocionario (dí lo que sientes). La verdad que no pudo ser más acertado el regalo por que fue toda una sorpresa y por el contenido y el formato del libro.
La primera impresión que tienes cuando coges este libro es que es un libro bonito, el formato, las ilustraciones, los colores,… Se trata de un diccionario que a través de sus páginas va recorriendo emociones que sentimos de forma habitual en un momento u otro de nuestra vida y lo primero que haces es pasar varias páginas deteniéndote en alguna de ellas para leer con atención las descripciones de cada emoción.
Es un libro con formato infantil de manera que las descripciones de las emociones son muy sencillas, con ejemplos básicos así que identificas perfectamente cada emoción. Las ilustraciones que acompañan cada emoción son preciosas, como si formaran parte de un cuento, describen cada emoción de un modo muy visual. Os dejo la portada del libro:
 
 
Las emociones y las descripciones que encuentras en este particular diccionario son sencillas y cuando vas recorriendo cada emoción te cuestionas ¿si es tan sencillo por qué no es tan fácil gestionar y expresar dichas emociones? Porque todos sabemos que existen emociones como alegría, tristeza, entusiasmo, melancolía, satisfacción, envidia, deseo… incluso las podríamos definir. Pero muchas veces  nos ocurre que tenemos sentimientos, emociones… que no sabemos identificar en un momento dado lo cual nos dificulta gestionar esa emoción concreta o lo que es más difícil aún, no sabemos expresar lo que sentimos.
En cuanto a identificar emociones no siempre es fácil en mi opinión porque tendemos a necesitar etiquetar algo para poder identificarlo pero en el caso de las emociones puede ocurrir que, frente a un estímulo concreto, se desaten en nosotros diferentes emociones incluso a veces algunas de esas emociones pueden llegar a ser contradictorias. Para dificultar el asunto puede ocurrir que nuestros pensamientos boicoteen de alguna manera esas emociones intentando racionalizar la situación y no dejándonos llevar por dichas emociones. Es probable que al no saber identificar esas emociones nos sintamos torpes, incapaces de gestionar lo que nos está sucediendo y puede ocurrir que decidamos protegernos de ellas inhibiéndolas, racionalizando cada situación para conseguir cierta sensación de control que nos haga sentir seguros. Pero si decidimos darle una oportunidad y dar rienda suelta a esas emociones puede ayudarnos hacer una pequeña introspección, observarnos a nosotros mismos y cómo nos sentimos, qué conductas nos llevan a hacer esas emociones,… para esto es importante el conocimiento de uno mismo de manera que podamos disfrutar a nuestra manera de esas emociones una vez que las tengamos identificadas.
El segundo paso  y más complejo es ser capaces de expresar esas emociones que hemos conseguido identificar. El ser humano es sociable por naturaleza por lo que poder compartir emociones es una forma muy positiva de obtener bienestar. Lo que ocurre es que si ya es complicado llegar a ese estado de identificar lo que sentimos y conocer las causas que generan nuestras emociones, más difícil aún resulta poder expresar todo eso que estamos viviendo internamente. Verbalizar emociones no es tarea fácil, no sé si os ha pasado alguna vez que cuentas algo emocionante a alguien, una gran experiencia o un viaje que te ha dejado huella por ejemplo, pero al contarlo crees que no eres capaz de transmitir a quien te escucha lo maravilloso de lo que estás contando, no sabes cómo trasladarle todo lo que has experimentado y cómo te ha hecho sentir. De repente parece que todo eso que sientes se vuelve más pequeño al verbalizarlo. Por esto, para expresar emociones a veces nos apoyamos en gestos que pueden ser mucho más profundos y descriptivos que las propias palabras. Otra cosa diferente es encontrar la persona a la cual trasladar dichas emociones, en función de lo que sintamos nos puede resultar más o menos fácil expresarlo a según qué personas. Hay personas con las que nos resulta muy fácil y otras más complicado. Además entran en juego las circunstancias, a veces el entorno y el momento puede favorecer más o menos que podamos expresar aquello que sentimos en un momento dado.
En cualquier caso emocionarnos, sentir, vibrar,… es algo de lo que no debemos privarnos de un modo u otro porque nos hace sentir vivos. En la medida que cada uno necesite identificar o expresar dichas emociones puede trabajar en ello de manera que no seamos nosotros mismos quienes no nos dejemos sentir o emocionarnos. En el prólogo del Emocionario la psicóloga Rosa Collado escribe: “sentir es un privilegio y aprender a expresar nuestras emociones nos ayudará a acercarnos a las personas que queremos”.
Recibir este libro como regalo me ha emocionado mucho, gracias.
Que paséis una feliz semana!

domingo, 8 de enero de 2017

Propósitos


Por mi parte doy oficialmente por finalizada la Navidad, esa época en la que me resulta muy fácil contagiarme de las emociones que se respiran en el ambiente de paz, amor, ilusión,… vivo cada momento de estas fechas bastante implicada de manera que llegado el final tengo como una sensación de haber estado en una burbujita de la que, aunque me ha gustado estar en ella, ya es hora de salir. Ya es momento de retomar la normalidad y rutina que aunque es bueno salir de ella de forma momentánea también me resulta necesaria.
Tras estos días de ilusión, buenos deseos,… es fácil caer en la tentación de llenar el nuevo año de propósitos y objetivos que llevar a cabo. Entre estos objetivos están los más típicos y generalizados como apuntarse al gimnasio, hacer dieta, dejar de fumar, aprender un idioma… hasta los más personales que de forma individual cada uno crea que debe proponerse. Mucho ánimo a todos para no solo emprenderlos si no para mantenerlos que es lo complicado!
Independientemente de los objetivos que yo me proponga para este nuevo año y dado que este espacio lo tengo orientado a mis reflexiones sobre cómo es posible aumentar el bienestar, hoy dejo por escrito mi declaración de intenciones sobre cómo creo que puedo obtener dicho bienestar. No se trata de dar ninguna receta mágica ni mucho menos ya que lo que os cuento hoy es aquello que a mí me sirve para estar bien, lo cual no siempre es para todos igual ya que, en muchos casos, depende de la vida que quiera tener cada uno o sus propias necesidades.
Este año 2017 lo quiero llenar de experiencias y de momentos bonitos de los que me dejan un poso positivo, me arrancan una sonrisa o grandes carcajadas, me evaden de un día a día a veces complicado, me dejan una sensación de paz,… No tienen que ser cosas extravagantes ya que normalmente este tipo de sensaciones me las dejan momentos sencillos. De este modo buscaré estas emociones en:
  • Seguir arraigada a mis raíces que me hacen sentir segura y donde son especialmente importantes mis padres y mis hermanos.
  • Jugar mucho, mucho con mis sobrinos que me enseñan a ver que las cosas pueden ser mucho más sencillas de lo que parecen.
  • Mantener viva la verdadera amistad. No soy una persona con un grupo de amigos especialmente extenso, de hecho son poquitos pero son de los de verdad, de los que la palabra amistad a veces se queda corta. Estas personas son las que me dicen las cosas como son, me ponen las pilas o me tienden su mano incluso antes de darme cuenta que lo necesitaba.
  • Planificar y llevar a cabo viajes con amigos con los que descubrir nuevos lugares y compartir esa experiencia juntos.
  • Mantener la ilusión en mi trabajo sin dejar que factores externos la minen, aprendiendo y mejorando. Alcanzar objetivos, superar mis límites y estar satisfecha con lo que hago.
  • Dejar que las cosas me sorprendan, mirar con ojos nuevos que me den una visión positiva de aquello que viva en cada momento.
  • Cuando vengan experiencias negativas ser capaz de levantarme, de plantarles cara y no dejar que la frustración, la tristeza o cualquier otra emoción similar me impidan seguir adelante.
  • Atreverme, dejar el miedo a un lado para que no me impida vivir cosas buenas o malas pero que en cualquier caso no me paralice.
  • No malgastar el tiempo, emplearlo en cosas que me importan.
  • Compartir mi tiempo con personas que me aportan y a las que yo les aporte algo, es decir, no estar por estar con nadie y que nadie esté por estar conmigo.
  • Y por último pero no por ello menos importante, tomarme las cosas con sentido del humor para no dejar de sonreír.
Creo que lo puedo dejar aquí que el año no es tan largo y tendré que dejar algo para el siguiente! Tendré que volver a leer esto de vez en cuando para no desviar mi rumbo…
En realidad no se trata de objetivos a cumplir sino que de lo que realmente se trata es de tomar consciencia de cómo me tomo la vida, esa actitud que depende de mí y que soy la única responsable de mantenerla.
Durante el último año estas acciones me han servido para valorar lo que tengo en mi vida e intentar hacer de ella una vida plena. No siempre lo consigo y a veces paso momentos complicados e incluso momentos que tengo la sensación de no saber afrontar, de tener miedos, de no saber qué rumbo seguir... Pero hasta ahora el balance es positivo y hace que merezca la pena seguir respirando la vida.
Que paséis una feliz semana!