Este fin de semana he tenido la oportunidad de quedar con un grupo de
amigos con los que no conseguimos vernos con mucha frecuencia por diferentes
razones pero cuando coincidimos pasamos un rato de esos que te deja un poso de
especial bienestar. A este grupo de personas concretamente les he conocido
dentro de mi ámbito profesional. Reconozco que no soy una persona que
especialmente busque un entorno social en el trabajo pero también es cierto que
en las diferentes empresas en las que he trabajado me he encontrado con
personas con las que se ha creado un vínculo muy especial y, con el paso de los
años, incluso después de dejar de ser compañeros de trabajo, se ha ido
fortaleciendo esa relación de amistad. El caso es que lo que empezó siendo una
comida de amigos pasó después a ser un motivo de pasar una tarde genial
mostrándonos cada uno de nosotros como somos, compartiendo nuestras vivencias,
recordando momentos que vivimos en el pasado, haciéndonos partícipes de
nuestros proyectos a futuro… Este hecho me da pie a lo que os quiero exponer
hoy en este espacio, un tema del que hablo con frecuencia y que para mí tiene
especial importancia que no es otro que tener relaciones auténticas con las que
podamos mostrarnos tal cual somos, totalmente transparentes y sinceros.
Imagino que cualquiera que lea esto habrá experimentado de un modo u otro
el impacto de la mentira en su vida. La mentira disfraza la realidad, genera
confusión,… y a pesar de eso está muy presente en nuestras vidas. A veces
utilizamos la mentira por miedo, porque nos protege, porque es más fácil que la
verdad en un momento dado,… sea cual sea la razón es algo con lo que convivimos
con frecuencia.
Bajo mi experiencia, el utilizar la mentira en un momento dado no ha sido
nunca positivo. Una mentira o un engaño lo que provoca es una reacción en
cadena ya que para sustentar ese engaño normalmente tienes que construir otro
que a su vez requiere de otro de manera que se vuelve un círculo vicioso que
finalmente cae por su propio peso. Es más, el problema inicial que se quería
enmascarar con esa mentira inicial se vuelve pequeño comparado con el problema
real que finalmente te encuentras una vez que entras en ese círculo vicioso.
En cualquier caso la mentira es algo que forma parte de nuestras vidas, no
justifico que se engañe aunque reconozco que a veces es más cómoda o menos
dolorosa una mentira en un momento dado. Lo que me parece más difícil
justificar es esas veces en las que mentimos porque sí, inventando realidades
que no existen pero que tampoco nos llevan a ninguna parte. Con el tiempo he
conseguido detectar ciertas personas que con frecuencia hacen esto último, sin
razón aparente me dicen cosas que no son ciertas pero tampoco son relevantes y
siempre me pregunto cuál será la razón por la que lo hacen, lo cual queda en
ellos porque también es cierto que no me dedico a indagar mucho más si no es
algo que para mí sea importante. Esto ocurre cuando detecto esas mentiras pero
soy consciente que en muchas ocasiones recibiré información que no sea cierta
pero que creeré a pies juntillas.
Con todo ello y volviendo a esas relaciones auténticas que os comentaba al
principio, el verdadero bienestar es poder contar en mi vida con esas personas
que tengo una relación totalmente transparente, donde no cabe la posibilidad de
decir algo que no sea cierto. Algunas personas de confianza me dicen que a
veces parezco un libro abierto, que se me nota lo que pienso antes de decirlo,
lo cual es algo que a veces no juega en mi favor pero con lo que convivo de
manera que, con el tiempo he aprendido a mejor que decir algo que no sea
cierto, no decir nada. En ese caso, si es verdad que soy como un libro abierto quien
me conozca un poco verá mis pensamientos sin necesidad que tener que
enmascararlos.
Así que valoro en gran medida esas personas que me miran a los ojos y me
dicen la verdad sea cual sea. Realmente no es doloroso que te digan una verdad
en sí, lo doloroso es la certeza como tal que a veces necesita de su tiempo pero
si viene de alguien que no intenta enmascararte la realidad y te dice las cosas
que piensa de un modo respetuoso es un indicador de una relación saludable
basada en una buena comunicación. A veces como decía antes, la mentira la
usamos para proteger al otro. En mi caso no necesito que alguien me cuente algo
diferente a la realidad para protegerme, prefiero que me diga cuál es la
realidad y tener a esa persona cerca para que me apoye si lo necesito para
afrontar esa realidad.
Por esta razón me parece tan valioso encontrar y mantener esas personas en
mi vida que no necesitan mostrarse diferentes a como son y no esperan que yo
sea otra cosa diferente a la que soy.
Que paséis una feliz semana!