domingo, 15 de diciembre de 2013

Cuando comer es un placer

Estos días quien más y quien menos tiene esas cenas, comidas,... en las que se reúne con compañeros de trabajo, amigos, familiares,... Son los días previos a la Navidad que nos preparan para esos días llenos de acontecimientos que giran en torno a deliciosas comilonas en compañía de gente que queremos.

¿Cuándo fue la última vez que saboreasteis conscientemente y de verdad lo que estábais comiendo?





La naturaleza nos ha dotado de unas 10.000 papilas gustativas y tenemos la capacidad de diferenciar entre un amplio catálogo de sabores... ¿por qué no aprovechar y sacar el máximo partido de esta capacidad? Comer rápido no solo contribuye a una posible indigestión sino que es una ocasión perdida para disfrutar de un momento delicioso.

En Etiopía tienen lo que llaman la Ceremonia del Buna que se trata de un antiguo ritual para preparar el café que estimula todos los sentidos y hace, de tomar un simple café, un momento de disfrute absoluto. En un primer momento se tuestas los granos verdes de café y después se muelen. En ese momento el aroma del café invade un aroma que comienza a estimular los sentidos de los allí presentes. Una vez preparado se sirve el café y la tradición dicta que se beban tres tazas. Como consumidora de café tengo que reconocer que la descripción de este ritual me parece muy evocadora.

Desde hace mucho tiempo soy una gran fanática de la cocina y me encanta meterme a preparar nuevos platos y ver como mis comensales disfrutan mas tarde comiéndolos. No hay mejor recompensa que sus caras de entusiasmo si el plato ha resultado exitoso. Es cierto que esto no lo puedo practicar a diario por el ritmo que llevamos pero aprovecho los fines de semana para cocinar y me resulta casi terapéutico (es muy relajante para mi).

Pero no solo me gusta disfrutar cocinando, al mismo nivel me encanta comer, descubrir nuevos platos, saborear sensaciones diferentes.... aunque reconozco que no siempre disfruto de forma consciente de lo que estoy comiendo bien porque estoy pendiente de volver al trabajo o de algo que tenga en mente.

En estos días que no solo disfrutamos de mayores cantidades de comida sino que tenemos a personas alrededor de estos alimentos con las que quizás solo coincidamos en estas fechas hago propósito de degustar despacio cada bocado, cada sorbo de la bebida que lo acompañe y de la compañía que me rodee.

Eso sí, como en todo la medida es importante y la moderación tanto en la comida como en la bebida harán que el disfrute sea redondo.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 8 de diciembre de 2013

El valor de los valores

Los valores son aquellos aspectos importantes para el ser humano, aquello que defiende, con lo que se identifica y que le hace emocionarse de admiración o de rechazo absoluto.

Nelson Mandela es una de esas personas que creyó en sus valores, los hizo su forma de vida, los exhibió e hizo que el resto del mundo se contagiara de ellos para que la convivencia entre el ser humano sea mas positiva. Esta semana, tras su muerte, hemos asistido al repaso de la vida de este hombre que con sus valores fue capaz de mover miles de conciencias y transformó su mundo. Tras salir de la prisión unas de las palabras contenidas en su discurso fueron:

"He luchado contra la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He promovido el ideal de una sociedad democrática y libre en la cual todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir, pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir"



Mandela utilizó el perdón por encima del odio y construyó puentes hacia el que había sido su “enemigo” para ser coherente con sus ideales y llevarlos a la práctica con sus acciones políticas.

Pero por suerte para la humanidad Nelson Mandela es solo la punta del iceberg de muchísimas personas anónimas, que luchan en sus vidas por mantener sus valores y vivir su vida de un modo coherente con ellos para hacer de su mundo un lugar mejor.

Los valores son un conjunto de aspectos abstractos que tienen su raíz en nuestra educación y que muchos de ellos son heredados pero muchos otros son propios. Normalmente los valores los adoptamos de nuestras personas de referencia: padres, hermanos, educadores...

Nuestro sistema de valores nos ayuda a programar aquello que en particular está bien o está mal, lo que es importante o irrelevante, lo que nos gusta o nos disgusta,... Este sistema tiene su origen en la educación recibida en la infancia. Durante la adolescencia comparamos los valores familiares con los valores de nuestro grupo de iguales y vamos conformando un sistema personal y único de valores en el que héroes y villanos juegan un papel muy importante. En la etapa adulta son las figuras de admiración y respeto las que acogemos como modelos e imitamos en comportamientos que consideramos adecuados para el tipo de vida que queremos.

La sensación de congruencia, armonía y coherencia con uno mismo deriva del sentimiento de estar realizando nuestros valores a través de nuestro comportamiento real. Es decir, cuando emprendemos acciones que no concuerdan con lo que creemos que es correcto o con lo que deseamos realmente se genera un conflicto y eso nos proporciona malestar. En la medida que nuestro día a día sea coherente con nuestros valores así veremos aumentar nuestro bienestar.

Nuestra jerarquía de valores puede variar en función del área de nuestra vida: laboral, social, pareja, familiar,... te propongo un sencillo ejercicio:
a) Haz una lista de los valores que rigen tu vida
b) Elige una de las áreas de tu vida (familiar, laboral,...) y ordena tus valores en función de su presencia en tu día a día actual.
c) Escribe esos mismos valores con el orden en el que te gustaría que estuvieran presentes en tu vida cotidiana.
d) ¿Qué incoherencias aparecen? ¿Cómo puedes cambiar tu vida para que esta sea coherente con tus valores?

Para que nuestro sistema de valores funcione debe existir armonía en su funcionamiento. Es como si el motor de un coche lo intentamos acelerar y frenar al mismo tiempo. Con nuestros valores sucede algo parecido, si en nuestro día a día nos vemos obligados a poner en marcha valores contradictorios con los nuestros, el sistema entra en conflicto y nos genera malestar.

Para terminar, y sin perder de vista a Nelson Mandela, os dejo el poema Invictus de William Ernest Henley, cuyo nombre lleva una película inspirada en parte de la vida de este gran hombre que el mundo ha perdido ésta misma semana.

En la noche que me envuelve,

negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
no he gemido, ni llorado.
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
acecha la oscuridad con su horror.
y me hallará, sin temor.
ni cuantos castigos lleve a la espalda:


En las garras de las circunstancias
Ante las puñaladas del azar,
Más allá de este lugar de ira y llantos
No obstante, la amenaza de los años me halla,
Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino,
Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 1 de diciembre de 2013

Dar gracias por lo que tenemos

Alguna vez os he hablado de la gratitud como fortaleza dado que muchos estudios sobre felicidad sostienen que es un factor clave para nuestro bienestar. Las personas que practican la gratitud suelen sentirse mejor con su vida y ven el futuro con más optimismo.

En muchas series y películas americanas hemos sido testigos de la tradición que tienen tanto en Estados Unidos de reservar un día del año exclusivamente a dar las gracias. Ese día es el cuarto jueves de Noviembre. En Canadá también tiene esta tradición pero la celebran el segundo Lunes de Octubre.



El día de Acción de gracias se remonta a la década de 1620, cuando los peregrinos que llegaban desde Inglaterra agradecían un buen asentamiento y una buena cosecha. En su travesía muchos murieron y los que llegaron no tuvieron suficiente comida pero, según cuenta el relato popular, el pueblo nativo les ofreció comida y semillas que ayudaron a la colonia a sobrevivir.

Hoy es para los norteamericanos una fiesta muy señalada que habrán celebrado esta misma semana, reuniéndose con la familia alrededor de un gran banquete que sirve como reconocimiento de la abundancia en nuestras vidas.

Personalmente me gusta esta tradición pero siempre y cuando no olvidemos ser agradecidos a lo largo de todo el año. Según Sonja Lyubomirsky hay al menos ocho motivos para considerar que la gratitud aumenta nuestro bienestar:

  • Pensar con gratitud ayuda a saborear las experiencias positivas de la vida.
  • Expresar gratitud refuerza la autoestima y el amor propio. Si te das cuenta de lo mucho que han hecho por ti o lo mucho que has logrado te sientes mas seguro y eficaz.
  • La gratitud nos ayuda a afrontar el estrés y el trauma, es decir, la capacidad de apreciar las circunstancias de tu vida puede ser una manera adaptativa de afrontamiento, que te permita dar una nueva interpretación positiva a las situaciones estresantes de tu vida.
  • La expresión de gratitud estimula el comportamiento moral. Es mas probable que las personas agradecidas ayuden a los demás y es menos probable que sean materialistas.
  • La gratitud puede ayudar a establecer vínculos sociales.
  • Expresar gratitud inhibe la posibilidad de que envidies a otros.
  • Agradecer lo que tenemos nos hace ser mas consciente de ello y no prestar tanta atención a lo que no tenemos.

Como ya hablé en otro momento de gratitud podéis recordarlo aquí.

Para predicar con el ejemplo aprovecho para agradecerte que estés leyendo estas líneas en este momento.


Que paséis una feliz semana!