domingo, 12 de febrero de 2017

Conocimiento de uno mismo


Nos encontramos en la vida con muchas personas, algunas de ellas tenemos la oportunidad de conocerlas en profundidad porque mantenemos nuestra relación con el paso del tiempo y compartimos parte de nuestras vidas con ellas. ¿Alguna vez habéis tenido la sensación que parece que nunca termináis de conocer a alguien del todo? Esto sucede porque estamos en constante cambio y por mucho que conozcamos a alguien siempre puede sorprendernos. Pero hay una persona que es una constante en nuestra vida y que conocemos desde que tenemos uso de razón, nosotros mismos. Tendemos a pensar que tenemos un conocimiento absoluto de nosotros mismos pero, al estar en constante cambio, esta labor de autoconocimiento puede alargarse toda la vida.

Del mismo modo que nos interesamos en conocer a personas de nuestro entorno podríamos poner interés de forma consciente en conocernos a nosotros mismos pero en este caso quizás no ponemos tanto el foco porque damos por hecho dicho autoconocimiento. Dicho autoconocimiento implica que sabemos cómo somos, qué sentimos y con qué capacidades contamos para desenvolvernos en la vida. En este punto cobra especial importancia entender quiénes somos, saber identificar nuestras emociones, nuestras capacidades así como nuestras limitaciones y actuar de un modo que nos resulte coherente a nosotros mismos. Si partimos de este conocimiento sobre nosotros mismos tenemos más posibilidad de tener éxito en los objetivos que nos planteemos y nuestra relación con los demás ya que contamos con mayor dominio de nuestras emociones y de cómo adaptarlas a las circunstancias que nos encontremos.

Hay personas en mi vida a las que conozco desde hace muchos años, con quienes he vivido experiencias diferentes, de las que podría decir que conozco perfectamente… aún así, en ocasiones, no dejan de sorprenderme y me fascina descubrir aspectos diferentes de esas personas haciéndome consciente que van cambiando a lo largo de la vida y que compartan esos cambios conmigo es gratificante. En estos casos lo vivo como algo positivo, considero que esos cambios vienen dados por las vivencias de cada uno y su adaptación a las mismas. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando me doy cuenta que yo he cambiado?

A lo largo de la vida pasamos por experiencias buenas y menos positivas y estas van generando cambios en nuestras emociones y conductas. Lo que ocurre es que normalmente la vida es un continuo, puede haber puntos de inflexión importantes pero, en general, nos suceden cosas que vamos afrontando sin ser conscientes del cambio que dichas experiencias están ejerciendo en nuestras ideas, ilusiones, emociones y conductas. De este modo, puede ocurrir que un día nos sorprendamos a nosotros mismos por algo que sentimos en un momento dado, por una conducta que realizamos, por una emoción que brota en nosotros,… que hasta el momento no considerábamos propia.

Bajo mi experiencia tengo que reconocer que cuando me he visto en este punto de autodescubrimiento me he sentido algo desconcertada. Tiendo a pensar que me conozco bastante bien a mí misma, soy bastante previsible para mí, sé lo que me emociona, lo que me irrita y aquello que me hace estar bien así como lo que me disgusta. Aún así, a veces me sorprendo sintiendo según qué cosas y teniendo ciertas conductas que en otro momento de mi vida creo que no se hubieran dado en mí. Es en ese momento cuando siento cierto desconcierto, como si me sintiera otra persona, lo cual me hace pensar entonces que no soy tan previsible para mí misma y me genera ciertos sentimientos de incertidumbre. A veces estas nuevas conductas y emociones se dan porque las situaciones a las que me enfrento son diferentes lo cual es bastante fácil de comprender pero puede ocurrir que ante una situación similar a otra que he vivido en el pasado me encuentro afrontándola de un modo completamente diferente. Es entonces cuando soy consciente que algo ha cambiado, lo cual no es negativo pero sí de alguna manera me “descoloca”. La incertidumbre viene dada porque es importante para mí en mi vida la coherencia y consistencia y cuando redescubro un nuevo aspecto de mí misma es como si algo no fuera realmente coherente. En este punto empieza una reconstrucción sobre mí misma, reflexiones, búsqueda del por qué me siento de un modo u otro o actúo de una forma determinada… para al final llegar a la conclusión que efectivamente algo ha cambiado en mí, no sé cuándo, a veces no llego a descubrir por qué se ha dado ese cambio… Pero tras ese proceso interno es cierto que acabo sacando como positivo que efectivamente sigo cambiando y sigo redescubriéndome lo cual no deja de ser un aspecto realmente fascinante del ser humano, su capacidad de adaptarse, de intentar mejorar y afrontar la vida de diferentes maneras en función de las circunstancias que lo rodean.

Como reflexión de todo esto, el autoconocimiento es una parte importante de la autoestima ya que si nos conocemos a nosotros mismos seremos capaces de entendernos mejor y, por ende, saber aportarnos valor ya que si no nos conocemos bien a nosotros mismos podemos caer en contradicciones que no entendemos que se derivan en cierto sentimiento de no saber cómo afrontar ciertas situaciones y esto puede hacer caer nuestra autoestima. Así que no dejar de interesarnos por nosotros mismos y seguir conociendo cómo evolucionamos puede ser una fuente de nuestro propio bienestar.

Que paséis una feliz semana!

1 comentario:

  1. El autoconocimiento se topa con una barrera: la falta de perspectiva... y sólo la podemos salvar a veces con el tiempo... para cuando podemos reconocernos quizás ya hemos vuelto a cambiar... :)

    ResponderEliminar