Soy
consciente que con bastante frecuencia estoy pensando en lo que haré mañana, en
el viaje que haré los próximos días de vacaciones, en el fin de semana que está
por llegar,… de esta manera el futuro me arrastra y acabo por no prestar la
atención que se merece a mi presente. En este sentido las filosofías orientales
nos llevan ventaja y tienen clara la importancia de vivir el aquí y ahora de
manera que le dan un inmenso valor al presente.
Hace
años los psicólogos Fred B. Bryant y Joseph Veroff propusieron un nuevo
concepto relacionado con la importancia de vivir el momento: “saboreo”.
Reconozco que me encanta el término porque no puede ser más descriptivo con
aquello a lo que hace referencia. Estos psicólogos destacan la importancia de
ser conscientes de los momentos cotidianos y de prestar atención a lo que nos
aporta cada circunstancia del día a día. Por eso me parece tan genial la
palabra saboreo en este sentido porque es como cuando te llevas un bocado a la
boca de algo delicioso, algo de lo que quieres extraer las sensaciones que te
aporta, sensaciones básicas de dulce, salado, amargo,… que incluso te hace
cerrar los ojos para poner toda tu atención en ese bocado.
Esto
es diferente a las técnicas de relajación y respiración que se consiguen
mediante el yoga o la meditación para lograr conectarnos con el presente. El
saboreo consiste en tomar conciencia del placer de cada día y de las
situaciones positivas que vivimos lo cual nos posibilita aumentar nuestra
satisfacción.
Muchas
de las actividades que realizamos de forma cotidiana están dominadas por
nuestra inconsciencia, actuamos y vivimos de forma automática en algunos
aspectos sin ser demasiado conscientes de nuestros estados emocionales. En
realidad esta automatización es una herramienta muy importante para nuestro
cerebro de manera que optimiza recursos necesarios para otras actividades menos
cotidianas donde tiene que poner toda su energía. Pero si se trata de prestar
más atención a emociones positivas creo que se justifica que le robemos esa
energía a nuestro cerebro.
Según
la Psicología Positiva podemos recurrir a algunas pautas para ejercitar ese
saboreo:
- Compartir experiencias con los demás: encontrar a otras personas con las que compartir un momento determinado o contarles nuestra experiencia de manera que, al compartirlos, somos más conscientes de esos momentos y los hacemos perdurar.
- Recordar la experiencia: podemos recrearnos de una situación concreta que nos genere bienestar manteniéndola viva en nuestro recuerdo.
- Agudizar los sentidos: no podemos abarcar todas las emociones a la vez ya que nuestra atención se dispersa, en el saboreo es importante prestar atención a los detalles y a las emociones básicas.
Lo
ideal es que en el momento que nos ocurre algo bueno podamos parar, respirar y
dejar que broten las emociones del momento. En mi caso lo que ocurre es que día
a día, en mi trabajo, esto me resulta complicado pero sí le doy importancia a
saborear los momentos en el tiempo que estoy fuera del trabajo, especialmente
cuando llega el fin de semana. Es en esos momentos en los que bajo mis
revoluciones y dejo de estar pendiente del reloj ya que los horarios son sólo
para llegar a tiempo si he quedado con alguien. Respiro, me tomo el tiempo que
necesito para disfrutar de mi alrededor, de las personas que tengo cerca o de
mi soledad y es efectivamente cuando siento que saboreo lo que estoy viviendo
en ese momento.
Que
paséis una feliz semana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario