domingo, 26 de abril de 2015

Gestión del cambio

De forma general considero que estoy sumergida en un cambio constante pero no siempre soy  consciente de esos cambios. En ocasiones, al echar la vista atrás hacia mi pasado es cuando aterrizo y veo que efectivamente han cambiado cosas en mi vida. Aparte de todo esto hay momentos en los que suceden determinados acontecimientos que me hacen pensar que algo está cambiando, aquí y ahora. Es en ese momento cuando necesito ser protagonista de esos cambios, no dejarme llevar y necesitar revisar mis objetivos para centrar mis acciones en el corto y largo plazo.

En este sentido, recientemente he asistido a una formación en PNL con Talent Institut que me ha mostrado una nueva forma de diseñar objetivos. Reconozco que al comienzo de esta formación tenía sentimientos encontrados hacia la PNL. Por un lado tenía bastante escepticismo mezclado con cierta confusión ya que lo que había leído hasta el momento no acababa de conectarlo. Una vez finalizado, me ha aportado una visión para la cual puedo aportar mi propio criterio sin caer en defenderlo a pies juntillas ni descartarlo por completo sino, ser capaz de valorar ciertos aspectos que pueden ejercer un efecto positivo en ciertos comportamientos. En realidad me ha hecho pensar en la importancia de la experiencia subjetiva sobre la conducta humana.

Me quedo, entre otras muchas cosas, con la importancia de diseñar mis objetivos y el modo de enfocarlos. Para empezar puedes ver la consecución de un determinado objetivo en tu vida como un proceso de cambio de manera que partes de tu experiencia previa no sólo en cómo has conseguido tus objetivos sino qué haces para no llegar a conseguir algo que te has propuesto. Un punto de partida en el momento de marcarte objetivos es analizar cuatro puntos clave:

  •         ¿Tengo la habilidad para tomar decisiones? La decisión más importante a la hora de plantearte un objetivo es si empiezo a ejecutarlo, si continúo con ello o lo abandono,… Esta habilidad de toma de decisiones es crucial no sólo para decidir si emprendo algo nuevo sino, una vez comenzado, si continúo con ese proceso de cambio o decido abandonarlo en un momento dado.
  •       ¿Estoy realmente convencido de ello? Puede parecer una obviedad pero a veces emprendes algo y una vez comenzado el proceso de cambio decides abandonarlo porque no posees la convicción firma de que eso sea lo que realmente quieres conseguir.
  •        ¿Tengo la suficiente capacidad de aprendizaje? En todo proceso de cambio te encuentras con situaciones novedosas en las cuales quizás tienes que modificar ciertos comportamientos, estás en constante ajuste rectificando y aprendiendo nuevos modos de realizar las acciones necesarias orientadas hacia tu objetivo. Para ello es importante contar con esa flexibilidad y capacidad de aprendizaje que soporte el proceso de cambio.
  •     ¿Estoy motivado? Debes ser consciente de que puedes utilizar herramientas externas que te ayuden a mantenerte en el camino hacia tu objetivo pero sin dejar de lado que la motivación viene de dentro de ti y serás tú mismo quien la alimente.


Para completar estas habilidades debes ser capaz de influir sobre tu entorno para lograr aquello que te propones y mantener una red de contactos en la que apoyarte, es más complicado abordar tus objetivos en solitario.

La buena noticia de todo esto es que cualquier proceso de cambio puede ser autogestionado por nosotros mismos y que seguro que en nuestra experiencia tenemos argumentos necesarios para emprender aquello que nos propongamos. Incluso cuando el pasado no hemos llegado a conseguir un objetivo concreto, es posible sacar un aprendizaje, una experiencia positiva,… que nos ayude, de forma realista, a afrontar nuevos retos y por qué no aumentar nuestra probabilidad de éxito.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 19 de abril de 2015

Beny en busca de sentido

Cada cierto tiempo realizo reconstrucciones de mi forma de ver la vida, de mis acciones y mis pensamientos, o cual me lleva en ocasiones a preguntarme ¿qué podría dar sentido o qué está dando sentido a mi vida en este momento? Reconozco que esta pregunta normalmente me inquieta, fundamentalmente porque cuando me viene a la mente es porque, de alguna forma, estoy viviendo un vacío existencial en alguna parcela de mi vida y no siempre encuentro la respuesta que más me satisface.

Percibir que nuestra vida tiene sentido viene derivado de un conjunto de experiencias, entre ellas de sentir que seguimos un camino que nos lleva a algún lugar deseado que coincide con nuestra personalidad, valores, expectativas futuras…

Para llegar a tener una vida plena podemos pasar por diferentes grados de bienestar:

1. Vida agradable, que se caracteriza por:
  • Aporta el disfrute de placeres momentáneos como: buena comida, sexo,…
  • Suele ser momentos puntuales, que ofrecen bienestar de corta duración.
  • Muy relacionada con experimentación de emociones positivas en el pasado, presente y futuro.
  • Se consigue maximizando emociones positivas y minimizando emociones negativas.

2. Buena vida, que se caracteriza por:
  • Disfrutar haciendo algo para lo que tenemos talento, habilidades,… (se refiere a lo que conocemos como "Flow").
  • Se trata de identificar nuestros dones y saber usarlos.
  • Está relacionado con rasgos y fortalezas individuales.
  • Desde Psicología positiva se trata de detectar rasgos y fortalezas para potenciarlos y poder aumentar la ”buena vida” para generar bienestar.

3. Vida con sentido, que se caracteriza por:
  • Generar bienestar de forma más duradera.
  • Encontrar aquello en lo que creemos, aquello que da sentido a lo que hacemos y cómo lo hacemos para poner todas nuestras fuerzas a su servicio.

Desde mi punto de vista los tres grados deben estar presentes en mi vida para disfrutarla de forma plena. De este modo es positivo buscar momentos especialmente placenteros, que quizás son menos duraderos en el tiempo pero aportan gran bienestar. Al tiempo también es positivo encontrar en lo que somos buenos y tenemos fortalezas para llevarlo a la práctica dado que es muy reconfortante. Y por último que, en conjunto, todo lo que haces tenga un sentido mas allá del placer y de la autorrealización.  

En ese punto de encontrar sentido es donde a veces me encuentro de alguna forma “reseteando” porque las circunstancias, mi entorno o mis pensamientos me llevan a perder cierta perspectiva de lo que hago, cómo lo hago, por qué sigo este camino y no otro… Ese momento de pensar que algo no tiene sentido reconozco que me genera cierto vacío, inquietud y a veces frustración. Lo más positivo de estos momentos es que acabo por darle un sentido o modificar lo que no consigo encontrárselo, después de una fase de redescubriendo de mí misma que siempre resulta muy enriquecedora. Tras esa fase de reflexión me doy cuenta de mi propio crecimiento y de mis limitaciones, lo cual es muy productivo para ver mi presente y futuro próximo de forma positiva pero siendo realista.

Que paséis una feliz semana!


domingo, 12 de abril de 2015

Cuestionarse el cómo


Hace mucho tiempo me contaron que se había realizado el siguiente experimento:

Pusieron a cinco monos juntos en una habitación. En el centro de la misma ubicaron una escalera, y en lo alto, unos plátanos. Cuando uno de los monos ascendía por la escalera para acceder a los plátanos, los experimentadores rociaban al resto de monos con un chorro de agua fría. Al cabo de un tiempo, los monos asimilaron la conexión entre el uso de la escalera y el chorro de agua fría, de modo que cuando uno de ellos se aventuraba a ascender en busca de un plátano, el resto de monos se lo impedían con violencia. Al final, e incluso ante la tentación del alimento, ningún mono se atrevía a subir por la escalera. En ese momento, los experimentadores sacaron uno de los cinco monos iniciales e introdujeron uno nuevo en la habitación. El mono nuevo, trepó por la escalera en busca de los plátanos. En cuanto los demás observaron sus intenciones, se abalanzaron sobre él y lo bajaron a golpes antes de que el chorro de agua fría hiciera su aparición. Después de repetirse la experiencia varias veces, al final el nuevo mono comprendió que era mejor para su integridad renunciar a ascender por la escalera. Los experimentadores sustituyeron otra vez a uno de los monos del grupo inicial. El primer mono sustituido participó con especial interés en las palizas al nuevo mono trepador. Posteriormente se repitió el proceso con el tercer, cuarto y quinto mono, hasta que llegó un momento en que todos los monos del experimento inicial habían sido sustituidos. En ese momento, los experimentadores se encontraron con algo sorprendente. Ninguno de los monos que había en la habitación había recibido nunca el chorro de agua fría. Sin embargo, ninguno se atrevía a trepar para hacerse con los plátanos.

Uno de los aprendizajes que se extrae de esto es que en muchas ocasiones no cuestionamos la forma de hacer las cosas, simplemente las hacemos porque “esto siempre se ha hecho así”

Intentando buscar la verdadera fuente de este “experimento” me he encontrado con que parece ser que nunca se llevó a cabo como tal, pero existen referencias a otro experimento realizado por un zoólogo estadounidense, Gordon R. Stephenson, en 1967. Este último experimento es bastante menos espectacular que el que ha trascendido de forma popular. Tal experimento consistía en lograr que un mono asociara un determinado objeto con un castigo X. Después se introducía a monos no entrenados en la misma jaula del mono entrenado para observar la reacción de este cuando sus nuevos compañeros se acercaban al objeto en cuestión. En una de las ocasiones, el mono entrenado apartó de forma brusca al no entrenado. En otra ocasión, ejemplares entrenados mostraron expresiones de agresividad y de miedo cuando un mono no entrenado intentó manipular el objeto. Cuando se sacaba de la jaula al mono entrenado, los monos no entrenados mostraban un índice de manipulación del objeto menor que el del grupo de control integrado por monos que no habían recibido jamás un castigo por manipular el objeto. El experimento no obtuvo los mismos resultados con las hembras, que demostraron menor aprensión hacia el objeto y que perdían el miedo en cuanto veían a otra hembra manipularlo sin que le ocurriera nada.

De todos modos esto me ha dado pie a reflexionar en qué medida el comportamiento humano obedece de alguna manera al patrón de conducta que siguen estos monos. No nos cuestionamos ciertas formas de hacer las cosas porque hemos aprendido que se hacen de una manera determinada. Quizás por miedo a proponer algo que no sea aceptado, quizás por no complicarnos, pero este tipo de comportamiento nos limita y no nos deja probar, experimentar, innovar… lo cual genera, en ocasiones fracasos pero otras veces aporta una mayor probabilidad de éxito en aquello que emprendamos. Así que, ¿por qué no romper esas barreras y cuestionar, proponer, arriesgar y aprender de la experiencia?

Que paséis una feliz semana!

domingo, 5 de abril de 2015

Pasado en positivo

¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir algo como esto?  “Si pudiera cambiaría algunas cosas de mi pasado”. En ocasiones sentimos que haber tomado ciertas decisiones y no otras quizás nos habría llevado por un camino bien diferente al que nos encontramos en el presente y quién sabe si ese camino sería mejor. En estos casos creo que lo mejor es reflexionar sobre si el balance de lo que has ganado y lo que no has logrado es positivo. Sea cual sea tu pasado las emociones que hayas sentido condicionan tus emociones en el presente y en tu futuro.
 
Las emociones relacionadas con el pasado están guiadas por el pensamiento y la interpretación. Las emociones que genera el pasado van desde la resignación, serenidad, orgullo y satisfacción hasta la amargura más absoluta y la ira, emociones que están determinadas por completo por los pensamientos del pasado.
 
Existen dos corrientes irreconciliables en Psicología sobre la emoción y el pensamiento: la perspectiva freudiana afirma que la emoción siempre determina el pensamiento mientras que para los cognitivistas el pensamiento siempre guía la emoción.
 
Existe una creencia basada en que tu pasado condiciona tu futuro lo cual implica que no cabe mucha posibilidad de cambiar el rumbo de tu vida. Esta no es una de mis creencias pero sí que considero importante tener en cuenta mi pasado para utilizarlo en el presente y moldear el rumbo de mi futuro.
 
Según M. Seligman la valoración y disfrute de los buenos momentos del pasado, así como enfatizar los malos, son aspectos que socavan la serenidad, felicidad y satisfacción del presente y futuro. Las principales emociones positivas del pasado para Seligman son satisfacción, realización personal, orgullo y serenidad.
 
Nuestro pasado no tiene por qué estar cerrado definitivamente, podemos cambiar las emociones que nos genera dándole un nuevo significado. Para ello os dejo un ejercicio planteado por Klaus W. Vopel: recuerda un acontecimiento pasado que en su momento no resultara satisfactorio. Escribe dos historias:
 
a) En la primera historia interpreta el acontecimiento de un modo negativo, dramatizando lo sentimientos desagradables.
b) En la segunda historia interpreta ese mismo acontecimiento de un modo positivo resaltando aspectos como el aprendizaje obtenido.
 
Tendemos a pensar que los acontecimientos pasados son objetivos y verdaderos pero podemos hacer una nueva interpretación de esos sucesos resaltando aspectos positivos, de esta manera decidimos darle un enfoque diferente a nuestro pasado.
 
Una vez hecho este ejercicio puedes hacer una pequeña reflexión intentando contestar las siguientes preguntas:
 
-      ¿Puedes identificarte con las dos historias?
-      ¿En qué medida ha cambiado tu actitud frente al acontecimiento?
-      ¿Qué historias negativas te limitan tu capacidad de acción y de experimentar cosas nuevas?
-      ¿Qué ganarías interpretando de forma positiva alguna de esas historias?
 
Considero que las experiencias negativas son útiles y más aún si en el presente o futuro las puedo utilizar para actuar, experimentar y provocar experiencias positivas. Cuando no resultan útiles estas experiencias negativas es cuando me paralizan y disminuyen mi capacidad de continuar moldeando mi futuro.
 
Que paséis una feliz semana!