De forma general considero que estoy sumergida en un
cambio constante pero no siempre soy consciente
de esos cambios. En ocasiones, al echar la vista atrás hacia mi pasado es
cuando aterrizo y veo que efectivamente han cambiado cosas en mi vida. Aparte
de todo esto hay momentos en los que suceden determinados acontecimientos que
me hacen pensar que algo está cambiando, aquí y ahora. Es en ese momento cuando
necesito ser protagonista de esos cambios, no dejarme llevar y necesitar revisar
mis objetivos para centrar mis acciones en el corto y largo plazo.
En este sentido, recientemente he asistido a una
formación en PNL con Talent Institut que me ha mostrado una nueva forma de
diseñar objetivos. Reconozco que al comienzo de esta formación tenía sentimientos
encontrados hacia la PNL. Por un lado tenía bastante escepticismo mezclado con
cierta confusión ya que lo que había leído hasta el momento no acababa de
conectarlo. Una vez finalizado, me ha aportado una visión para la cual puedo
aportar mi propio criterio sin caer en defenderlo a pies juntillas ni
descartarlo por completo sino, ser capaz de valorar ciertos aspectos que pueden
ejercer un efecto positivo en ciertos comportamientos. En realidad me ha hecho
pensar en la importancia de la experiencia subjetiva sobre la conducta humana.
Me quedo, entre otras muchas cosas, con la
importancia de diseñar mis objetivos y el modo de enfocarlos. Para empezar
puedes ver la consecución de un determinado objetivo en tu vida como un proceso
de cambio de manera que partes de tu experiencia previa no sólo en cómo has
conseguido tus objetivos sino qué haces para no llegar a conseguir algo que te
has propuesto. Un punto de partida en el momento de marcarte objetivos es analizar
cuatro puntos clave:
- ¿Tengo la habilidad para tomar decisiones? La decisión más importante a la hora de plantearte un objetivo es si empiezo a ejecutarlo, si continúo con ello o lo abandono,… Esta habilidad de toma de decisiones es crucial no sólo para decidir si emprendo algo nuevo sino, una vez comenzado, si continúo con ese proceso de cambio o decido abandonarlo en un momento dado.
- ¿Estoy realmente convencido de ello? Puede parecer una obviedad pero a veces emprendes algo y una vez comenzado el proceso de cambio decides abandonarlo porque no posees la convicción firma de que eso sea lo que realmente quieres conseguir.
- ¿Tengo la suficiente capacidad de aprendizaje? En todo proceso de cambio te encuentras con situaciones novedosas en las cuales quizás tienes que modificar ciertos comportamientos, estás en constante ajuste rectificando y aprendiendo nuevos modos de realizar las acciones necesarias orientadas hacia tu objetivo. Para ello es importante contar con esa flexibilidad y capacidad de aprendizaje que soporte el proceso de cambio.
- ¿Estoy motivado? Debes ser consciente de que puedes utilizar herramientas externas que te ayuden a mantenerte en el camino hacia tu objetivo pero sin dejar de lado que la motivación viene de dentro de ti y serás tú mismo quien la alimente.
Para completar estas habilidades debes ser capaz de
influir sobre tu entorno para lograr aquello que te propones y mantener una red
de contactos en la que apoyarte, es más complicado abordar tus objetivos en
solitario.
La buena noticia de todo esto es que cualquier
proceso de cambio puede ser autogestionado por nosotros mismos y que seguro que
en nuestra experiencia tenemos argumentos necesarios para emprender aquello que
nos propongamos. Incluso cuando el pasado no hemos llegado a conseguir un
objetivo concreto, es posible sacar un aprendizaje, una experiencia positiva,…
que nos ayude, de forma realista, a afrontar nuevos retos y por qué no aumentar
nuestra probabilidad de éxito.
Que paséis una feliz semana!