domingo, 25 de enero de 2015

Diálogos internos

Hoy escribo recién llegada de una formación que he empezado este fin de semana sobre la cual os comentaré una vez que tenga mi aprendizaje mas consolidado, pero sí quiero hablar sobre una pequeña reflexión que he tenido a partir de varias dinámicas que he hecho durante estos dos días.

Mi reflexión es en relación a la comunicación tanto entre dos o varias personas como la comunicación con uno mismo. Sobre la comunicación entre una o varias personas creo que es evidente que en muchas ocasiones no conseguimos comunicarnos con éxito porque muchos de los problemas que nos encontramos en el trabajo, en pareja, con amigos,... tienen como causante principal o secundario la mala comunicación. Pero en este momento mi intención no es hablar sobre este tema sino más bien sobre la comunicación que tenemos con nosotros mismos, esos pensamientos, diálogos internos y palabras que nos decimos diariamente.

Es habitual que a lo largo del día mantengamos diálogos con otras personas pero los diálogos internos son constantes ya que con nosotros mismos es con quien más tiempo pasamos. No sé los demás pero yo tengo diálogos, bueno, a veces tengo verdaderas charlas conmigo misma pero es verdad que muchas veces no soy consciente de esas palabras que me estoy diciendo y el efecto que están causando en mi comportamiento y mi estado de ánimo. Estas palabras nos provocan emociones tanto positivas como negativas, nos invitan a la acción o nos paralizan, generan optimismo o pesimismo y pueden ser un motor para nuestra automotivación.

Lo que más me ha inquietado este fin de semana es darme cuenta de la cantidad de diálogos internos que muchas veces trabajan en mi mente de forma inconsciente y el efecto que están provocando en mí. A pesar de tener identificados muchos de esos diálogos sé que otros muchos no los tengo localizados y un buen modo de utilizar esos pensamientos para nuestro beneficio es el siguiente:

- Ser conscientes de esos diálogos y así reconocer nuestros pensamientos automáticos, aquellos que no controlamos pero que forman parte de nuestras representaciones mentales sobre la realidad que nos rodea.
- Detectar cuándo aparecen estos diálogos, cuánto tiempo duran, si hay un patrón en cuanto a situación en la cual aparecen.
- Conocer cuál es nuestra reacción ante esos pensamientos. Si los atendemos, si los ignoramos, si les damos respuesta,…
- Observar qué emociones nos producen estos diálogos. Si nos motivan, si nos asustan y provocan miedo, si nos llevan a huir de una situación concreta, si nos movilizan,…

Estos pensamientos, que son automáticos, generan en nosotros hábitos que son muy útiles porque sin ellos tendríamos que utilizar muchos recursos para nuestra vida cotidiana. Es como cuando aprendemos a conducir que utilizamos toda nuestra atención en el pie del freno, el pie del acelerador, prestar atención a la carretera, mirar por los espejos... Sin embargo, una vez que lo automatizamos no somos conscientes de todo lo que hacemos para conducir y deja de demandarnos tantos recursos mentales.

Lo que nos ocurre a veces es que esos pensamientos automáticos tan útiles en algunos momentos a veces se convierten en un hábito negativo. Si podemos identificarlos, reconstruirlos y modificarlos conseguiremos que se conviertan en algo positivo que nos sirva de motor de motivación, nos genere emociones positivas o simplemente no ejerza poder negativo en nuestra conducta.

Es complejo pero el primer paso es prestarnos más atención a nosotros mismos, poner nuestros sentidos en escucharnos y observarnos.


Feliz semana!

domingo, 18 de enero de 2015

Entonces llegó la nieve


El viernes pasado, tras una intensa semana de trabajo en la oficina, mi compañero Pedro me hizo un regalo en forma de préstamo de libro. Sin más me dijo que me recomendaba su lectura porque era muy bonito. Se trata de Nieve, la primera obra publicada por el escritor francés Maxene Fermine (Anagrama).
Esa misma noche me sumergí en el libro en cuestión, que no pude soltar hasta darle fin. Es una obra muy cortita, escrita con ritmo poético y en formato de cuento.
Lo que más me ha fascinado es su capacidad de atraparme y de evocarme emociones en cada una de sus páginas. A lo largo de la historia del joven poeta japonés Yoiko (protagonista), el escritor nos habla de amor, erotismo y pérdidas vitales. Pone énfasis en la importancia de observar nuestra vida, contemplarla y tener la suficiente capacidad de disfrutarla. Me ha gustado una frase especialmente: “Una mañana nos tomamos tiempo para vernos vivir”. Es significativa la relación entre Yoiko y su padre y cómo ambos ven la misma realidad pero la interpretan de diferente manera. A veces me ha ocurrido que he leído un libro en una época determinada de mi vida, al cabo de unos años he repetido esta lectura y mi interpretación y las emociones que he sentido tras leer ese mismo libro han sido bien distintas. Eso nos ocurre cada día, la realidad es bien diferente según la percepción de la persona que la interpreta.
Desde aquí mi recomendación sobre esta lectura que remueve las emociones del lector. Reconozco que mis gustos literarios son variados en función de mi estado de ánimo o del momento en el que me encuentro pero este puede ser uno de esos libros que relea en otra ocasión. Antes me ocurría que libro que empezaba a leer, libro que me empecinaba en terminarlo pero con el tiempo me he vuelto más práctica y aquello que no me atrapa lo abandono, a veces de forma temporal, en una estantería de mi casa, esperando que sea el momento de retomar su lectura.
En cualquier caso la lectura es una de esas actividades que en mi caso provoca bienestar y emociones positivas. A veces porque me genera emociones, a veces simplemente me entretiene y me relaja del día a día y en otras ocasiones utilizo estas lecturas para profundizar en un tema concreto sobre el cual me interesa aprender.
Es importante que cada uno reflexione sobre aquello que le genera emoción y bienestar que puede ser la lectura, la música, el arte, los deportes… cualquier cosa será acertado si se adapta a nuestros gustos, aficiones o intereses. Así nosotros mismos nos convertimos en fuente de nuestro propio bienestar con los medios que tengamos a  nuestro alcance.
Casualmente este fin de semana esperábamos nieve en Madrid y cuando leí este libro el viernes tenía la expectativa de observarla por mi ventana como hace el protagonista de la obra pero no ha sido posible, así que buscaré otro día para acercarme a la sierra a observar esa nieve. Como os comento, de lo que se trata es de buscar nuestro bienestar a veces en pequeñas cosas como observar la nieve.
Gracias Pedro por este bonito regalo, mañana te lo devuelvo para que puedas continuar prestándolo.
Que paséis una feliz semana!

domingo, 11 de enero de 2015

Dos caras de la misma moneda

Hoy retomo mi cita semanal con este espacio en el que puedo plasmar aquello que me apetece compartir para reflexionar principalmente, sobre los aspectos que nos pueden aportar bienestar. Estos meses de silencio se deben a varias razones pero la principal es que este blog nace de mis ganas por compartir que quizás estos meses estaban algo mermadas. Vuelvo a tener la necesidad de escribir aquí así que retomo este hábito semanal para los que os interese.

Al abrir una página en blanco como hacía cada Domingo no he podido evitar pensar sobre el terror que hemos vivido esta semana con los salvajes acontecimientos sucedidos en París. Se me encoge el corazón con cada una de las imágenes que he visto, con diferentes artículos que he ido leyendo sobre lo sucedido. Siento verdadero dolor al ver la cara maligna del ser humano, de lo que es capaz de hacer abanderando ideas religiosas, políticas,… Intento obtener una explicación, una razón, algo que justifique tanta maldad pero no encuentro argumento alguno y mantengo un diálogo interno que siempre termina en una pregunta sin respuesta ¿por qué? No lo entiendo y eso que la historia nos enseña que esto no es nuevo, que las civilizaciones nos hemos masacrado unos a otros en muchos casos por la falta de tolerancia que tenemos con los que no piensan igual, o tengan religiones diferentes a la nuestra, … Continúo sin entenderlo. Estos actos han sembrado el miedo a nivel mundial. La mañana del viernes pasado paseaba por Madrid, una de esas mañanas soleadas de invierno en las cuales es un placer recorrer las calles del centro, cuando observé que había más policía que normalmente y por un momento sentí esa incertidumbre previa al miedo. Ese miedo que es capaz de paralizar a una sociedad entera.

Me apasiona el ser humano, su conducta, sus emociones, su capacidad de pensamiento y lenguaje... Hay personas que son capaces de expresar mediante canciones, pinturas y otros medios artísticos emociones que otros solo podemos sentir. Hay personas que dedican su vida a la investigación de la cura para una enfermedad concreta y así alargar la vida de otros. Hay personas que viven ayudando a los que no tienen medios para mejorar su calidad de vida. A veces observo personas que tengo a mi alrededor, personas que admiro por lo que hacen, cómo lo hacen, analizo cómo y por qué actúan de un modo u otro. Siempre llego a la misma conclusión, considero que las personas son capaces de hacer cosas realmente extraordinarias. Entonces es cuando pienso en la doble cara de la misma moneda, en el ser humano que es capaz de tener gestos preciosos y al mismo tiempo de cometer un acto atroz. Pero también pienso en esas personas que viven una semana fatídica, donde el miedo es el protagonista, y aun así salen a la calle a defender sus valores, a mostrar su dolor que comparten con el resto del mundo y a defender lo que jamás nos deben quitar, la libertad. Cuando pienso en París me vienen pensamientos de momentos preciosos que he vivido en esta ciudad. Su historia, sus calles, cada barrio… son rincones que me encanta recorrer y donde sé, cada vez que vuelvo de allí, que viajaré de nuevo en algún momento. Pues bien, ver esas calles repletas de personas expresando su dolor y exigiendo lo que es suyo me despierta emociones de hermandad hacia todas ellas con las que comparto ese dolor y también exijo que les devuelvan su libertad, nuestra libertad.

Mi pensamiento positivo sobre todo esto es que en realidad hay muchas más personas que hacen cosas extraordinarias, son tolerantes, viven en armonía con su sociedad, en definitiva, hay muchas buenas personas. En cambio confío en que estas personas capaces de hacer actos tan terribles son una minoría (ruidosa, lo sé, pero minoría). Por esta razón la balanza debe decantarse por el lado de esas buenas personas que intentan día a día superarse a sí mismas en coherencia con sus valores y creencias respetando a sus iguales. Se me escapa cómo solucionar este problema a nivel mundial, creo que es realmente complejo,  pero pensemos que a nivel individual siempre podemos hacer algo como que predominen en nuestra sociedad valores como tolerancia, solidaridad y respeto. No digo que sea fácil pero sí espero que sea posible.


Que paséis una feliz semana!