domingo, 27 de abril de 2014

Sacar partido a nuestros puntos fuertes

Me he tomado un par de semanas libres con el blog y hoy os traigo un ejercicio práctico para que prestemos atención a aquello en lo que somos mas fuertes para mejorar nuestro bienestar.

Ya sabemos que cada persona tiene una serie de puntos fuertes y un conjunto de áreas a mejorar. En general ocupamos gran parte de nuestro tiempo intentando aprender y fortalecer esas áreas de mejora o intentamos justificar esas debilidades con acciones que provienen de agentes externos, lo cual suele desembocar en una actitud victimista. Es mucho mas positivo para nuestro bienestar concentrarnos en nuestros puntos fuertes y sacarles el máximo partido.



Si nos concentramos en nuestros puntos fuertes y los aplicamos en nuestro día a día eso nos puede aportar un gran bienestar ya que nos sentimos mas productivos y desarrollados. Ya os he hablado en otras ocasiones de lo importante que es identificar nuestras propias fortalezas. En esta ocasión os propongo que hagamos una reflexión sobre nuestras capacidades para obtener una perspectiva mas positiva de la vida.

El ejercicio que os propongo en esta ocasión consiste en escribir en un papel al menos tres capacidades personales. Si nos resulta difícil encontrar en ese momento nuestras fortalezas podemos ayudarnos contestando estas preguntas:

  • ¿Qué es lo que mas me gusta hacer?
  • ¿Qué ámbitos son los que más rápidamente aprendo?
  • ¿En qué áreas me siento competente?

Una vez realizada esa pequeña lista de fortalezas escogemos una de ellas y describimos una historia que cuente cómo esa capacidad nos ayudó a tener éxito y cómo ha influido en nuestra vida y en la de los demás de un modo positivo. Para redactar esta historia con el mayor detalle posible podemos ayudarnos de un pequeño guión:

  • ¿Qué he hecho?
  • ¿Cómo me he sentido al hacerlo?
  • ¿Qué efecto ha tenido mi actuación?
  • ¿Qué me resultó satisfactorio?
  • ¿En qué medida tuvo mi actuación un efecto positivo sobre mi o sobre los demás?

Este ejercicio se puede hacer en grupo o en parejas de manera que uno lea a otro su historia y lo comenten en conjunto.

Al final del ejercicio la primera conclusión que debemos sacar es ¿en qué medida puedo hacer uso de mis capacidades en el momento actual o futuro de mi vida?

Para terminar y a modo de conclusión general, podemos contestarnos a estas preguntas:

  • ¿Cómo me he sentido en este ejercicio?
  • ¿Me resulta fácil reconocer mis capacidades o puntos fuertes?
  • Las capacidades que he detectado ¿fueron reconocidas y fomentadas por otros en mi niñez y en mi juventud?
  • ¿Cuáles serían para mi las condiciones ideales para aprovechar mis capacidades de forma óptima?

Una de las conclusiones que deberíamos sacar de todo esto es la cantidad de cosas que sabemos hacer bien y cómo propiciar el escenario perfecto para poner en marcha esas fortalezas en nuestro día a día y en todos los ámbitos de nuestra vida (laboral, familiar,...)

Esto no significa que no detectemos áreas de mejora y continuemos aprendiendo habilidades nuevas, desde luego que no. Pero si prestamos atención a nuestras fortalezas y les sacamos el máximo partido nos cargaremos de optimismo, emociones positivas y energía para desarrollar aquellas áreas que tenemos menos fuertes.

Os deseo una feliz semana!



domingo, 6 de abril de 2014

Seis sombreros para pensar

Hace tiempo leí un libro de Edward Bono que hoy me he decidido a recomendaros. Este libro es Seis sombreros para pensar y lo que hace es poner en relieve una técnica que permite llevar a cabo lo que el autor denomina pensamiento paralelo. La idea de “ponerse determinado sombrero” significa asumir y actuar bajo el rol establecido por dicho sombrero.



El método puede usarse tanto en forma individual como grupal, aunque parece ser que en el segundo caso los resultados positivos son muy evidentes. Según he leído recientemente esta metodología se ha puesto de manifiesto en comités ejecutivos y reuniones directivas con mucho éxito.


En el terreno grupal, cada miembro del grupo podría “ponerse” un sombrero en particular y pensar sobre el problema o situación planteado, según las reglas establecidas para el color de ese sombrero. Su autor, De Bono, establece los siguientes roles para cada uno de los seis sombreros:
    Sombrero Blanco: implica neutralidad y conducta objetiva. El pensador con sombrero blanco pone sobre la mesa hechos, cifras, ... Aquí no se admiten ni la opinión propia, ni los presentimientos, ni los juicios basados en la experiencia o las intuiciones.
    Sombrero Rojo: sugiere emociones, sentimientos y aspectos no racionales. No necesita justificación, se expresa sin razones o fundamentos. El propósito del pensamiento de esta sombrero es hacer visible el trasfondo emocional para que se pueda observar su influencia.
    Sombrero Negro: implica ser consciente de los peligros, las dificultades, los peligros y los problemas potenciales. Nos facilita ponernos en peligro a nosotros mismos y a los demás.
    Sombrero Amarillo: es optimista e involucra los aspectos positivos. Se concentra en el beneficio e implica un pensamiento constructivo.
Tanto para el sombrero negro como para el sombrero amarillo, los juicios deberán ser lógicos y racionales, porque de otra manera se estaría en terreno del sombrero rojo.
    Sombrero Verde: indica creatividad y nuevas ideas. Busca alternativas. Va más allá de lo conocido, lo obvio y lo satisfactorio. Genera provocación para salir de las pautas habituales de pensamiento.

    Sombrero Azul: se relaciona con el control y la organización del proceso del pensamiento. Está por arriba de los otros sombreros ya que ejerce el control. Enfoca el pensamiento. Permite la visión global. Nos indica cuándo cambiar de sombrero. Si se está desarrollando un proceso formal grupal, este sombrero controla el protocolo. Además de organizar los otros sombreros, organiza otros aspectos del pensamiento: evaluación de prioridades o enumeración de restricciones. Es el director de orquesta.

En la práctica, es necesario referirse a los sombreros por su color y nunca por su función.
El matiz distintivo de esta técnica se basa en diferenciar los aspectos emocionales, optimistas, lógicos, pesimistas, etc., modificando el estilo tradicional de pensamiento que aborda las situaciones sin diferenciar los puntos de vista.


Esta metodología tiene varios beneficios:
  • Las ideas se analizan desde distintos puntos de vista, tipos de pensamiento y roles.
  • La acción de pensar se combina con un aspecto lúdico que fomenta la motivación y la participación.
  • Permite estudiar una idea, desmenuzarla y analizarla a fondo, lo que implica identificar puntos fuertes, débiles y grado de viabilidad de la misma.

Me resulta especialmente interesante este concepto para hacernos conscientes de las diferencias de enfoque que podemos tener en función del sombrero con el que pensemos.


Que paséis una feliz semana