domingo, 23 de febrero de 2014

Sin abarcar demasiado

Alguna vez os he contado que me considero una persona algo inquieta, con la mente puesta en diferentes proyectos y suelo tener siempre pendiente muchas cosas por aprender. A veces consigo llevar a cabo aquello que me propongo pero otras me doy cuenta a mitad de camino que no puedo llegar a hacerlo como quisiera y me veo en la obligación de posponerlo para poder conseguir algunos objetivos y no quedarme a mitad de camino con todo lo que emprendo.

Por ello considero importante que seamos conscientes de nuestras propias limitaciones y carencias e intentar ser lo más objetivos posible con nuestras capacidades.
Nuestra propia auto exigencia nos orienta hacia una imagen idealizada de lo que deberíamos ser o lo que deberíamos conseguir. Esto nos genera cierto desgaste, ya que la relación que establecemos con nosotros mismos se convierte en una lucha incesante en la que no hay tregua: deberías de…” “tendrías que…”. Esos diálogos internos a veces se convierten en luchas diarias que minan nuestra capacidad para atender los objetivos que nos habíamos marcado previamente y disfrutar del camino que nos lleva a conseguir esas metas.

Quienes no pueden aceptar sus carencias acaban por caer en el todo o nada, es decir, si no puedo con todo no valgo nada. De esta manera se pierde la capacidad de disfrutar de pequeños logros si no se consigue la perfección (tarea difícil). Las víctimas del ideal de perfección son personas que viven la vida con ansiedad porque nunca es suficiente. Cuando se llega al objetivo marcado de nuevo la meta se aleja para dejar una sensación de frustración y vacío enorme. Esta es una búsqueda sin final, porque la verdad es que la perfección suele acercarse mas a un ideal que a la realidad.

En cambio, quienes aceptan sus propios límites, están en paz consigo mismos y pueden disfrutar de más ocasiones de placer y bienestar. No invierten todas sus energías en mostrase perfectos, sino que aprenden a buscar la satisfacción en aquellas tareas que les permiten explotar sus potencialidades y fortalezas. Para estas personas la perfección es precisamente saberse y conocerse, y aceptar esta realidad perfecta para ellos.

Todo esto no quiere decir que renunciemos a evolucionar, a mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos y a seguir aprendiendo. A la hora de abordar nuevas tareas y proyectos antes debemos analizar a costa de qué vamos a sacrificarnos por ello, cuál es nuestra motivación para ello y nos debemos plantear si tenemos la capacidad de abordarlo en ese momento.

Reconocer nuestros propios límites y que no podemos con todo, no nos convierte en menos valiosos, sino que nos capacita para pedir y aceptar ayuda sin sufrir por ello. Quienes luchan por abarcarlo todo a veces se olvidan de disfrutar del camino para lograr sus objetivos.

Feliz semana!


domingo, 16 de febrero de 2014

Con mucho humor

Hace años me dieron un consejo profesional del que siempre guardo un buen recuerdo. Ese consejo era acerca de cómo realizar mi trabajo, y decía algo así como que siempre debía trabajar con los 7 sentidos: oído, olfato, gusto, vista, tacto, sentido del humor y el mas común de los sentidos (el sentido común).
Hoy vamos a hablar del sentido del humor, estrictamente necesario para mi en todos los ámbitos de mi vida, ya sean personales o profesionales.



“El humor sirve como una válvula interna de seguridad que nos permite liberar tensiones, disipar las preocupaciones, relajarnos y olvidarnos de todo”, afirma el Dr. Lee Berk, profesor de patología en la Universidad de Loma Linda, en California y uno de los principales investigadores en el mundo sobre la salud y el buen humor.
Como ya hemos hecho referencia en otras ocasiones, se ha demostrado que la depresión, el odio, la frustración o el estrés pueden ejercer efectos negativos sobre la salud de las personas y provocar enfermedades. Del mismo modo se ha demostrado que la alegría, el amor, el optimismo, el sentido del humor y la risa ejercen efectos positivos y pueden ayudar a prevenir y combatir enfermedades.
El sentido del humor es un proceso cognitivo emocional complejo:
  • Implica una actividad lúdica y positiva ante la vida.
  • Ayuda a relativizar los problemas y verlos con cierta distancia.
  • Al tratarse de un rasgo de personalidad, algunas personas tienen el sentido del humor muy desarrollado y encuentran muchos estímulos en su vida que lo despiertan; otras en cambio, parecen tenerlo siempre adormecido y resulta difícil sacarles una sonrisa.
No todo el humor es beneficioso, la risa hostil, la ridiculización, la burla, el sarcasmo,… no solo no resultan beneficiosas sino que perjudican a muchas personas. Así diferenciamos el Humor positivo del Humor agresivo.
El libro “Anatomía de una enfermedad”, publicado en 1979 por el fallecido editor de revistas Norman Cousins, fue el primero en exponer ante el público una correlación entre el humor y la salud. Cousins describe cómo se recuperó de una enfermedad de los tejidos conjuntivos, que normalmente suele ser irreversible, mediante un tratamiento que incluyó, entre otras terapias, películas cómicas de los hermanos Marx.
Para aprender a desarrollar nuestro sentido del humor podemos abordar diferentes estrategias, entre ellas:
  • Intentar relativizar ciertas situaciones que puedan estar poniéndonos constantemente de mal humor. A veces es útil intentar no tomarse en serio ciertas cosas que nos pasan en la vida y focalizar nuestros esfuerzos en resolver aquello que no está funcionando.
  • Podemos buscar entornos que nos permitan aumentar nuestro sentido del humor como acudir al cine o al teatro a ver comedias.
  • Animarnos a reírnos de todo tipo de cosas y principalmente, aprender a reírnos de nosotros mismos.
  • Rodearnos de personas con carácter positivo y observar cómo ellas se toman la vida de manera que podamos aplicar parte de su actitud en nuestro día a día.
  • Quedar habitualmente con amigos y disfrutar de planes divertidos: es más fácil reírnos en grupo gracias a bromas o anécdotas que se comparten con amigos.
  • A veces compartir momentos con niños saca nuestra parte más lúdica ya que expresan sus emociones mediante el juego que podemos compartir con ellos.
Todo esto sin olvidar que tenemos un momento para cada cosa, de manera que si tenemos tristeza debemos expresar esa emoción y dedicarnos el tiempo necesario a estar tristes, llorar,... El sentido del humor nos ayudará a superar esos momentos con el paso del tiempo.

Feliz semana!

domingo, 9 de febrero de 2014

Escribir una autobiografía

Hay momentos en nuestras vidas en los que parece que nos encontramos en un “antes y un después”, esos momentos en los que somos conscientes de que las cosas están cambiando a nuestro alrededor. Normalmente, los cambios generan miedos, incertidumbre, sentimientos de pérdidas,... Pero igualmente esos cambios vienen cargados de aspectos muy positivos para nuestras vidas.



Realizar una pequeña autobiografía puede ayudarnos a integrar los acontecimientos pasados y ver de un modo optimista la orientación nueva de nuestra propia vida. Este ejercicio resulta muy potente en situaciones de transición como cambios de trabajo, nacimiento de un hijo, divorcio, fallecimiento,... Cuando escribimos nuestra biografía podemos sentir que nuestra vida tiene sentido, aceptar las experiencias positivas y negativas y lo que hemos crecido con todas ellas. Además, resulta mas fácil dar pasos hacia el futuro cuando tenemos claros todos los aprendizajes del pasado.

Para escribir esta biografía debemos partir de la base de que en nuestra vida se han mezclado aspectos positivos y negativos, que a veces hemos encontrado maestros que nos han aportado grandes enseñanzas y que algunas cosas las hemos aprendido por nosotros mismos.

Una vez que nos hemos decidido a escribir nuestra biografía es importante que identifiquemos los principales hitos de cambio que pueden ser acontecimientos, experiencias concretas o vivencias casuales. Dedicamos especial interés en describir esos hitos que han transformado nuestras vidas , alguno de ellos será fácil de identificar como un cambio de domicilio, un cambio de trabajo,... Otros momentos clave son quizás mas casuales pero pueden haber marcado el rumbo de nuestra vida como la lectura de un libro, el encuentro con una persona interesante, …

En esa biografía vamos a partir de nuestro nacimiento y vamos a describir los acontecimientos que nos han hecho la persona que somos hoy. A continuación enumero una serie de cuestiones que pueden servir de guía:

  1. ¿Qué edad tenías en ese momento determinado?¿Ese acontecimiento ocurrió demasiado pronto o demasiado tarde? ¿Crees que eras demasiado joven o demasiado mayor para vivir ese acontecimiento? A veces es importante el momento en el que nos ocurren las cosas.
  2. ¿Qué personas fueron importantes para ti en ese momento? ¿Qué personas importantes para ti estaban involucradas en ese momento? ¿Padres, amigos, pareja, estabas solo/a...? A menudo comprobamos que las mismas personas están siempre presentes en los momentos de cambio de nuestra vida.
  3. ¿Qué sentimientos tenías en ese momento? Al mirar hacia atrás ¿Entiendes esos sentimientos?
  4. ¿Cómo te sientes ahora en relación con ese momento? A veces cambian nuestros sentimientos con el paso del tiempo. A veces comprobamos que un momento de crisis o una desgracia con el tiempo nos ha deparado algo positivo y a veces lo que percibimos como muy bueno se convierte en algo negativo.
  5. ¿Qué control ejerciste sobre esa situación? ¿Se te escapó algo de tu control?
  6. ¿Qué consecuencias tuvo tu forma de actuar en ese momento?¿Cómo ha cambiado este hecho tu forma de ver la vida?

Una vez que tengamos nuestra biografía completa podemos reflexionar sobre ello:

  • ¿Cómo me he sentido mientras la escribía?
  • ¿Me ha sorprendido algo?
  • ¿Cuál es mi estado de ánimo al finalizar el ejercicio?
  • ¿Cómo titularía mi biografía si la publicara en forma de libro?
  • ¿Qué me produce de cara a mi futuro? ¿me gustaría cambiar algo, reforzar algo,...?

Tras hacer esta vista al pasado seguro que el futuro lo afrontamos con mas fuerza y optimismo.


Que paséis una feliz semana!

domingo, 2 de febrero de 2014

Atreverse a ser uno mismo

Según la situación social en la que nos encontramos hemos aprendido, desde nuestra mas temprana infancia, a comportarnos de un modo u otro siguiendo unas normas establecidas. Es importante aprender a “saber estar” según donde y con quien nos relacionamos pero a veces es difícil atreverse a ser uno mismo en según qué momentos. A veces un individuo puede llegar a ocultar quien es en realidad por miedo a no ser aceptado. También puede ocurrirnos que no nos hayamos descubierto a nosotros mismos. Un mejor conocimiento de uno mismo puede mejorar nuestras relaciones con los demás y nuestra autoestima. Si queréis volver a leer sobre autoestima podéis hacerlo en el post de la semana pasada pinchando aquí.

Joseph Luft y Harry Ingham presenta un modelo explicativo de la comunicación interpersonal: de cómo intercambiamos informaciones con los demás (lo que es conocido o desconocido por mi mismo y por los demás). Este modelo constituye una clave interesante para profundizar en el autoconocimiento.

AREA PÚBLICA

Son aquellos aspectos que conozco sobre mí y que muestro a los demás:

- Las cosas que son evidentes: sexo, raza, cualidades externas, formas de realizar sus actividades cotidianas, etc.
- Todo aquello que comunicamos sin dificultad a los demás: sentimientos, ideas, opiniones públicas, gustos, etc.

Es el único área claro y libre. Se encuentran las experiencias y los datos conocidos por la propia persona y por quienes la rodean. Se caracteriza por el intercambio libre y abierto de información entre el yo y los demás. Responde a un comportamiento público y accesible a todos.

Por ejemplo: nuestro modo de trabajar en cualquier actividad que desempeñemos, nuestra manera habitual de comportarnos, etc.

AREA OCULTA

Aquello que sé sobre mi que escondo a los demás:

- Sentimientos, vivencias, experiencias íntimas, etc.
- Todo aquello nos presenta dificultad de comunicar: opiniones privadas, gustos no conocidos por los demás, etc.

Todo aquello que yo conscientemente no comunico a los demás. Los contenidos de esta zona pueden pasar con mayor o menor facilidad al área pública.

Muchas veces una de las posibles razones por las que mantenemos estos aspectos ocultos es porque no encontramos elementos de apoyo social. Suponemos que si reveláramos nuestros sentimientos, pensamientos y reacciones, la sociedad podría juzgarnos de manera negativa.

AREA CIEGA

Incluye todo aquello que los demás ven en nosotros y nosotros no vemos:

- Sentimientos de inferioridad, superioridad, frustraciones, miedos, etc.
- Todo aquello que conforma la impresión que causamos a los demás y que comunicamos en nuestro modo de ser, de comportarnos, en gestos y expresiones, etc.

La relación interpersonal puede hacernos conscientes de los contenidos del área ciega, aún cuando con frecuencia nos resistamos a admitir que somos así o tenemos tal o cual defecto o limitación. En esta zona actúan con gran fuerza nuestros mecanismos de defensa.

AREA DESCONOCIDA

Incluye todo aquello que nosotros ignoramos y también ignoran los demás (inconsciente):

- Vivencias, instintos, contenidos de conciencia, experiencias reprimidas u olvidadas, etc.
- Todo aquello que conforma el mundo del inconsciente.

Es el área de nuestras motivaciones inconscientes; área que representa nuestro aspecto “desconocido” o “inexplorado que algunos psicólogos lo denominan como “el potencial” o todas aquellas potencialidades latentes y recursos aún por descubrir.

Considero que al estar en constante cambio y aprendizaje también nos encontramos en un contínuo autoconocimiento de nosotros mismos. Es importante conocernos y atrevernos a mantenernos fieles a nuestra personalidad siempre manteniendo ese “saber estar” en cada situación.


Que paséis una muy feliz semana!