domingo, 26 de enero de 2014

Autoestima

La autoestima nos permite que nos aceptemos a nosotros mismos tal y como somos. Aceptándonos y queriéndonos a nosotros mismos tendremos mayor probabilidad de que nuestras relaciones personales sean mas saludables. Nuestras vivencias en nuestro desarrollo marcan la autoestima que tendremos en nuestra edad adulta pero podemos continuar desarrollando dicha autoestima a lo largo de nuestra vida.

La autoestima es el resultado de la opinión que una persona tiene de sí misma desde su apariencia física, sus aptitudes, sus trabajo, sus relaciones personales,... En realidad la autoestima no depende tanto de nuestra percepción positiva sobre uno de estos aspectos sino que debe existir un equilibrio sobre nuestra percepción en su conjunto. Ya os hable sobre equilibrio la semana pasada, si queréis volver a leer sobre ello podéis verlo aquí. La autoestima aumenta cuando vivimos respetando nuestros propios valores y que disminuye cuando nuestro comportamiento no está en coherencia con ellos. Si quieres volver a ver sobre valores puedes hacerlo aquí.



Sobre nuestra autoestima influyen varios factores:

  • Confianza en uno mismo: con ella hacemos una predicción real y puntual de que tenemos los recursos necesarios para hacer frente a una situación concreta.
  • Autoafirmación: capacidad de abrirse un hueco entre los demás con firmeza.
  • La imagen de sí mismo: lo que la persona percibe de sí mismo.
  • El yo ideal: lo que la persona desearía ser.

La autoestima se construye en el contacto con las personas, los padres, la familia, los amigos, los profesores,... cada uno de ellos influyen en nuestra infancia y adolescencia sobre la percepción que el individuo tiene de sí mismo. En la madurez el entorno adquiere un papel importante que se suma a las influencias experimentadas durante la infancia: los éxitos, los fracasos, los errores van a ser importantes a la hora de valorarnos a nosotros mismos.

Nuestra autoestima guarda un estrecho vínculo con el modo en el que nos relacionamos con otros. Eric Berne fundador del Análisis Transaccional, en colaboración con Franklin Ernst, describió 4 formas de comprender el modo en que nos situamos frente a los demás y que son reflejo directo de nuestro nivel de autoestima. Las denominó ¨posiciones de la vida¨. Dependen de las imágenes que nos hacemos de nosotros mismos, de los demás y de las relaciones que tenemos con ellos.

Hay cuatro posiciones de vida, las tres primeras revelan perturbaciones de la autoestima:

1.- No me acepto, pero acepto a los demás (-+)

Esta posición es resultantes de dificultades en la infancia: modo de educación en exceso permisivo y sobreprotector o demasiado rígido y exigente. Una vez adulto, este individuo no confía en sí mismo ni tampoco en los demás. Admira a los otros y se cree incapaz de hacer lo que ellos hacen. Muy a menudo padece de ansiedad y a veces es depresivo.

2.- Me acepto, pero no acepto a los demás (+-)

Cuando un niño no ha tenido la seguridad y el apoyo necesario para un crecimiento armonioso, y ha debido ¨luchar para existir¨, sucede que, una vez adulto, se hace duro y despreciativo hacia los demás. Esto también puede ocurrir cuando al niño no se le han puesto límites con firmeza y a la vez con tacto. Crece entonces ¨A la buena de Dios¨ y llega a tratar a los demás como si fuesen esclavos a su servicio. Este comportamiento puede resultar a primera vista de ¨alta autoestima¨, lo que no es el caso. Se trata de una actitud que revela una profunda perturbación de la autoestima.

3.- No me acepto ni acepto a los demás (- -)

Esta posición refleja una seria falta de autoestima. ¨¿Y esto para que sirve?¨, ¨¡De todos modos, me van a engañar!¨, ¨¡No vale la pena ni intentarlo!¨, ¨¡ Todos son idiotas!¨. Estas personas almacenan en su interior mucho odio contra el mundo en general. No le ven sentido alguno a su vida.
Este comportamiento puede parecer a primera vista de ¨alta autoestima¨, lo que no es el caso. Se trata de una actitud que revela una profunda perturbación de la autoestima.

4.- Me acepto, reconozco mi valor y acepto a los demás reconociéndoles el suyo (++)

Estas personas tienen una autoestima excelente. Su diálogo interior es positivo. Frente a un nuevo reto, su vocecilla interior les dice: ¨ ¡Lo vas a conseguir, tú puedes, venga!¨. Para quienes viven esta posición, les es posible vivir plenamente aceptándose con sus sombras y sus luces, siendo capaces de abrirse, de escuchar y de ser realistas.

El hecho de trabajar sobre nuestra autoestima va a influir directamente en nuestro bienestar con lo cual os invito a reflexionar sobre cuánto “os queréis” y si no es suficiente que trabajéis para mejorar esa autoestima.

Que paséis una feliz semana!


domingo, 19 de enero de 2014

Equiibrio

Cuántas veces pensamos que no tenemos equilibrio en nuestro día a día. Actualmente los gurús de desarrollo personal hablan constantemente de la importancia de encontrar un equilibrio en todas las facetas de nuestras vidas, pero el hecho de buscar la armonía mediante el equilibrio es, desde hace muchos años, una tradición oriental.



Las culturas asiáticas creen que los cinco elementos naturales (fuego, agua, metal, tierra y madera) son los bloques de energía del universo y la armonía dependerá del equilibrio de dichos bloques. En corea consideran que existen cinco colores tradicionales (rojo, negro, amarillo, blanco y azul) y cinco sabores básicos: amargo, ácido, dulce, picante y agrio. Para los coreanos el equilibrar estos sabores en un mismo plato tanto en color como en sabor se obtiene energía y se fomenta la salud.

Hay un modo de detectar si los aspectos fundamentales de nuestra vida están en un justo equilibrio o necesitan ser fortalecidos. Se trata de la Rueda de la vida. En esta rueda se enumeran un conjunto de elementos importantes en nuestras vidas y de lo que se trata es de valorar, de cero a diez, el grado de satisfacción con cada uno de los elementos. Siendo cero nada satisfecho y diez totalmente satisfecho. Podemos variar los aspectos a valorar pero os remito un ejemplo con el listado de aquellos aspectos que de forma generalizada podríamos tener en cuenta.




  • Entorno: en este punto valoramos el lugar donde hacemos nuestra vida cotidiana y todo lo que le rodea.
  • Trabajo: a pesar de que el trabajo es un medio para ganar dinero es un lugar que nos permite desarrollarnos y en este punto valoraremos nuestro grado de satisfacción al respecto de nuestro trabajo actual.
  • Salud: grado de satisfacción con tu estado físico y psicológico.
  • Dinero: se trata de valorar los ingresos que recibes y el dinero que manejas día a día para valorar en esa escala tu nivel de satisfacción.
  • Crecimiento personal: grado en el que te encuentras realizado profesional y personalmente en los ámbitos de tu vida.
  • Familia: se trata de valorar tu grado de satisfacción principalmente respecto de tu familia nuclear.
  • Amigos: valoramos en este punto nuestro grado de satisfacción tanto en la cantidad como en la calidad de nuestras relaciones de amistad.
  • Amor: si actualmente tienes pareja se trata de valorar cómo te sientes con esa persona y en qué grado de satisfacción la posicionas. En caso de no tener pareja en el momento de hacer este ejercicio se unirá al punto de familia.
  • Ocio: se valora la calidad de tu tiempo libre y tu grado de satisfacción con las actividades que realizas de modo regular en tus momentos de ocio.
Un aspecto importante es que exista cierta armonía entre estos elementos de modo que estén valorados en niveles mas o menos equitativos. Esto es quizás mas importante que el hecho de tener valores muy altos para algunos de estos aspectos.

Es una forma muy gráfica de detectar aquellos aspectos en los que deberíamos trabajar o poner el foco para reconducir aquello que nos está generando malestar.

De lo que se trata al fin y al cabo es de que todos los aspectos de nuestra vida estén equilibrados y tengamos una satisfacción de los mismos que nos aporte bienestar.


Que paséis una muy feliz semana!

domingo, 12 de enero de 2014

Planificar objetivos

Una vez que hemos pasado las Navidades y que han pasado unos días, quiero dedicar unas líneas a hablar de los objetivos que nos podemos plantear conseguir en un medio o largo plazo. Quien mas y quien menos cuando se acaba un año hace balance de lo que ha vivido y en el comienzo del nuevo año hace una lista de objetivos/propósitos. Muchas veces esos objetivos se quedan en simples buenos propósitos que repetimos de forma sistemática cada comienzo de año y, al finalizar el mismo, nos autoengañamos dándonos muchas excusas por las que no hemos llegado a cumplir dichos objetivos.

Pues bien, ahora que ya se nos ha pasado la euforia navideña y con los pies en la tierra es momento de convertir esos propósitos en objetivos si queremos realmente intentar llegar a cumplirlos.



En el momento de plantearnos objetivos, según Sheldon y Elliot, podemos diferenciar entre objetivos extrínsecos y objetivos intrínsecos:

  • Objetivos extrínsecos son aquellos que no hacemos tanto por nosotros mismos sino por exigencias externas a nosotros, por agradar a otras personas. Estos objetivos son, por ejemplo, ascender en el trabajo, obtener una mayor riqueza económica,... Normalmente estos objetivos no los deseamos obtener tanto por nosotros sino que en gran medida sentimos cierta exigencia social, es lo que debemos hacer.
  • Objetivos intrínsecos o autoconcordantes son aquellos que nos planteamos porque realmente queremos hacerlos, por nosotros mismos, no por agradar a otros o porque pensemos que es lo que debemos hacer. Un objetivo intrínseco puede ser crecimiento personal, lo hago por mi. Si bien es cierto que en un momento dado lo que parece un objetivo extrínseco como ascender en el trabajo, en un momento dado puede ser intrínseco si lo que me motiva a obtener dicho objetivo es interno.

La tendencia es que las personas que se plantean objetivos intrínsecos suelen obtener mayor bienestar mientras consiguen esos objetivos y son mas satisfactorios que las personas que se plantean objetivos extrínsecos las cuales tienen mas probabilidad de sufrir ansiedad. Cuando perseguimos un objetivo por agradar a otros, a veces la respuesta al conseguirlos es impredecible y eso nos puede generar malestar, incumplimiento de expectativas,...

Otro aspecto importante en el momento de plantearnos objetivos es que estos cumplan ciertos criterios para que sean mas efectivos. A veces no logramos nuestros objetivos porque no tenemos realmente claro lo que queremos llegar a conseguir.

Los criterios de nuestros objetivos deben ser:

  1. Claridad. Debemos tener bien claro y definido el objetivo como tal.
  2. Factible. Aquello que nos planteamos conseguir debe ser realista, si nos ponemos objetivos muy ambiciosos aumentaremos la probabilidad de quedarnos a medio camino y fracasaremos.
  3. Medible. Es bueno que nos marquemos hitos en un lapso de tiempo específico para que podamos ir midiendo si estamos en el buen camino y, si no es así, poner los medios necesarios para reorientar nuestras acciones hacia el objetivo marcado.
  4. Coherente. Nuestro objetivo debe estar en consonancia con nuestros valores. Ya hablamos anteriormente de lo importante que es que nuestros valores estén en línea con nuestras acciones, si son contradictorios es como si intentáramos arrancar y frenar un coche al mismo tiempo, no obtenemos buen resultado. Si queréis volver a leer el post de valores lo podéis hacer aquí.
  5. Flexible. Que podamos ir moldeando nuestras acciones en función de los factores externos que puedan afectarnos mientras conseguimos nuestro objetivo.
  6. Motivante. Si lo hacemos por nosotros mismos será más agradable y nos generará mayor satisfacción lograrlo.

Todo esto es la parte teórica y sé, por experiencia, que llevarlo a cabo es más difícil de lo que parece, pero son líneas muy útiles para afrontar nuestros deseos de un modo que se conviertan en objetivos posibles de alcanzar.


Que paséis una muy feliz semana!