domingo, 11 de agosto de 2013

Resiliencia

Se dirigió entonces hacia ellos, con la cabeza baja, para hacerles ver que estaba dispuesto a morir. Y entonces vio su reflejo en el agua: el patito feo se había transformado en un soberbio cisne blanco.” (H.C. Andersen).

Hoy quiero hablaros de la capacidad que tiene el ser humano para enfrentarse a las adversidades, sobreponerse a ellas y salir fortalecido de la experiencia. Esta capacidad se denomina RESILIENCIA.





El término Resiliencia proviene del latín “resiliere” y significa saltar hacia arriba. En física se hace referencia al término “resileo” que significa la capacidad de los materiales de volver a su forma cuando son forzadas o deformarse.

Las ciencias sociales se han basado en estos conceptos para describir fenómenos en personas que, a pesar de vivir en situaciones de adversidad, desarrollan conductas que les conducen a tener alta calidad de vida.

Los primeros estudios sobre resiliencia fueron en los años 70 con niños en situación de riesgo como el maltrato,... ya en estos estudios de hizo notar que la base de la resiliencia es la autoestima.

Desde mi punto de vista debemos tener en cuenta la resiliencia a la hora de educar a nuestros niños y jóvenes ya que no se nace resiliente, ni se adquiere de forma natural sino que depende de la interacción de la persona con su entorno. Un claro facilitador de resiliencia es la presencia, en el desarrollo del niño, de una relación emocional estable con al menos uno de sus padres o con un adulto significativo.

Melillo y Suárez Ojeda (2001) destacan factores protectores a lo largo del desarrollo de los niños y adolescentes que promueven comportamientos resilientes. Estos factores son protectores si interactúan con el medio en que rodea a las personas en momentos determinados. Si actúan de forma independiente no son protectores. Os detallo los protectores personales y familiares que destacan estos autores:

Protectores personales

  • Habilidades cognitivas
  • Buen temperamento en la infancia que con el tiempo desarrolla una personalidad adaptable
  • Percepción positiva de sí mismo
  • Autoeficacia
  • Fe y sentido de la vida
  • Mirada positiva de la realidad
  • Capacidad de autorregulación emocional y de impulsos
  • Reconocer sus talentos y que les reconozca la sociedad
  • Sentido del humor: permite afrontar la adversidad mediante su efecto liberador, aminorando el estrés, ansiedad y culpa


Protectores familiares

  • Buena relación con los adultos que cuidan del niño
  • Padres que se preocupan por el niño que marcan una estructura, ponen límites y crean expectativas. En definitiva, se involucran en su crianza
  • Clima familiar positivo y buena relación entre sus padres
  • Ambiente hogareño organizado
  • Relaciones cercanas con adultos competentes
  • Contacto con pares de similares características


La resiliencia tiene relación directa con las emociones positivas ya que la repetida experimentación de tales emociones es una característica de las personas resilientes.

Es importante cultivar nuestro bienestar y nuestras emociones positivas desde edades tempranas y en ese aspecto los adultos tenemos mucho que aportar a nuestros pequeños y jóvenes para apostar por una sociedad a futuro resiliente y, por qué no, feliz.


Que paséis una muy feliz semana!