Llevo
unos días dándole vueltas a una pregunta de la que no obtengo
respuesta: ¿por qué guardo tantas cosas? Esta pregunta me ha venido
porque me acabo de mudar de casa y cada caja me hacía volver a ésta
cuestión repetidamente.
Me
doy cuenta que me rodeo de objetos que voy acumulando a lo largo del
tiempo para satisfacer necesidades. Alguno de estos objetos los uso
con mucha frecuencia y además tienen una utilidad y un fin
determinado que les hace ser mas o menos “imprescindibles” Pero
muchos de esos objetos que he empaquetado, trasladado y
desempaquetado durante los últimos días no tienen un objetivo
específico. En su momento serían adquiridos por un capricho, un
pensamiento de “esto me viene fenomenal para” o vete tú a saber!
La
realidad es que más allá de la dificultad que supone trasladar mas
o menos cosas ésta no es la única consecuencia de acumular objetos.
Por un lado supone que tienes que organizarlas, disponer de espacio
para tenerlas, recordar dónde las tienes cuando las necesitas... y
todo esto ocupa espacio no sólo en nuestros armarios, también en
nuestra mente.
Cuando
empecé a encontrarme con estos objetos me encontré diciéndome
cosas como “¿Cómo voy a deshacerme de esto?”, “Tal vez lo
necesite más adelante”, “Anda, no me acordaba que tenía esto,
me viene genial”... Hasta que me dí cuenta de las excusas que me
estaba dando a mi misma para evitar “soltar equipaje”
Cuando
llegó el momento en que empecé a echar de menos la vida del
caracol... ese gran ser vivo que lleva su casa a sus espaldas y no
necesita nada mas, fue entonces cuando creo que tuve mi punto de
inflexión.
Os
tengo que confesar que durante esta semana he regalado y tirado
muchas cosas. Por cierto, al regalar esas cosas además la
satisfacción ha sido mayor porque espero que a sus destinatarios les
sea útil aquello que les haya llegado.
El
aprendizaje que me llevo de todo ésto es que mentalmente es muy
positivo dejar espacio de forma literal a cosas nuevas que me puedan
ir llegando y quedarme con todo lo antiguo que realmente me sirve.
Esta reflexión me la traslado a mi día a día y me genera afrontar
el presente y el futuro con pensamiento positivo.
Así
que me despido desde mi nuevo hogar con mucho mas espacio para
“cosas” nuevas.